Lo  corporal viene confundido con el cuerpo, como lo  grupal con el grupo. Lo grupal  está presente como enfoque aunque  estemos trabajando con una sola persona. Lo  grupal está en el modo de  pensar a las personas y a nosotros mismos. Pensar  desde las tramas que  nos entretejen, desde los vínculos.               Del  mismo modo el pensamiento corporal está en el nivel  del pensamiento grupal. Se  puede trabajar con técnicas corporales y sin  embargo no estar en el nivel de lo  corporal del que vengo hablando. Lo  corporal es una mirada, es una reflexión  sobre la conducta, es el  afinarse en el propio cuerpo, en la capacidad  perceptiva, es no dejar  fuera de la teoría la sensación y la emoción de las  ideas, es estar  presente en la observación, y darnos cuenta de la diferencia  entre  observar e interpretar. Difícil propuesta para la que es necesario   adiestrarse.               Muchos  profesionales de las técnicas corporales confunden  la materia cuerpo y el nivel  de lo corporal. Esta confusión trae  innumerables dificultades, pero sobre todo  un empobrecimiento de las  ideas.               El  cuerpo aparece en diferentes materias y disciplinas  con sentidos diversos. Hay  un cuerpo estudiado en la medicina o en la  kinesiología, hay un cuerpo que se  modela con las gimnasias, un cuerpo  que se expresa en las técnicas de expresión  corporal, un cuerpo que se  hace consciente de sí mismo en las disciplinas que  se nuclean alrededor  de las gimnasias conscientes, un cuerpo que se hace vocero  del  conflicto psicológico, en las psicoterapias corporales (vegetoterapia,   bioenergética, biosíntesis). Un cuerpo para los expertos en medicina   psicosomática o para los psicomotricistas. Un cuerpo para los que hablan  del  cuerpo y un cuerpo para los que hacen con el cuerpo. El cuerpo  como instrumento  para afinar en los actores, en los músicos, en los  maestros, en los médicos. El  cuerpo como objeto de estudio, el cuerpo  como campo de investigación para la  conducta no verbal, para la  exploración de los hábitos para el descubrimiento  de la memoria de las  sensibilidades, para la observación del comportamiento de  lactantes, en  la ampliación de los estados de conciencia.               Se  pueden aprender técnicas corporales y sin embargo no  tener un pensamiento  corporal que abarque a lo humano desde este nivel  del comportamiento. Es  posible, por otro lado, no conocer ninguna  técnica corporal y estar atravesados  por esta mirada corporal.               Hay  profesionales de diferentes campos: educación, salud,  artístico, que llegan a  movilizar corporalmente a sus pacientes o  alumnos a través de la palabra, de  una palabra que toca el cuerpo como  puede tocarlo una mano. Los nuevos  paradigmas, en este final de siglo,  permiten pensar que en los próximos años,  las subjetividades, en lugar  de ser controladas por el avance de un pensamiento  objetivo, científico  a la vieja usanza de este siglo XX, serán exacerbadas,  multiplicadas.             La  subjetividad que emerge de estos nuevos paradigmas sabrá  vivir en el desorden,  en el caos, en el desequilibrio. Los  equilibristas de la cultura, los  contorsionistas de la ciencia. Lo  corporal, en el sentido de lo dicho, alertará  en los pequeños temas, en  los cambios rítmicos o de velocidad, en los múltiples  órdenes posibles  más que en un único orden, en las repeticiones, en los  micromovimientos,  en las sensaciones y emociones como motores de  conocimiento. Las técnicas  corporales desde esta perspectiva serían  medios interesantes en la construcción  de estas nuevas subjetividades.                               |          
         
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