Por Carlos Trosman - Publicado en 29 April 2006
La creación plástica tiene muchas facetas, conviven expresiones que ya forman parte de la tradición artística con otras poco difundidas en las que se mezclan el espíritu creativo artístico con formas que rompen con los valores establecidos. Orlan nos plantea una obra hecha con su propio cuerpo utilizando cirugías y cirugías estéticas. De esta manera el cuerpo es usado como resistencia donde a través de él puede investigar y tratar críticamente problemas políticos, sociales e ideológicos. Su figura física es una condición para el pensamiento usado como estrategia para llegar a entender el mundo y preguntarse cuál es su lugar. Hay muchas formas de interpretar la obra de Orlan. Quizás, una de ellas es la posibilidad de encontrar un rechazo a este cuerpo-mercancía que nos propone el capitalismo mundializado donde el vaciamiento de la subjetividad ha hecho estallar las identidades colectivas e individuales. La propuesta de Carlos Trosman en este artículo es dar a conocer la obra de Orlan para que el lector pueda sacar sus propias conclusiones. Aunque lo que nos dice es que sin el cuerpo no hay resistencia existencial y, por lo tanto política y social. La experiencia artística de Orlan lleva esta idea hasta el límite de lo posible.
Es muy difícil, sino imposible, separar de la tradición y la educación lo que consideramos como el gusto propio, influido por los modelos sostenidos desde los medios de comunicación masivos. ¡Cuán condicionados estamos en cuanto a lo que creemos bello o bueno! El contacto con Orlan y su obra me produjo dolor, un dolor psíquico transformador, como una cirugía del concepto de estética y de cuerpo, profundamente contaminados por los prejuicios más cotidianos, casi rutinarios.
El cuerpo de este texto, también devenido operación plástica, incluye fragmentos de la exposición de Orlan y textos tomados de la página web de Orlan.
Conocí a Orlan en el II Congreso Internacional de Artes, Ciencias y Humanidades “El Cuerpo Descifrado”, realizado del 25 al 28 de octubre de 2005 en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Esta artista de Performance (como se definió en el programa), nació el 30 de mayo de 1947 en Saint-Etiénne (Loire, Francia). Creó sus primeras performances a los 17 años. El padre hablaba esperanto (lengua que ella aprendió) y fue un anarquista anticlerical. “La madre es madre”. Ambos practicaban el nudismo en campos ad hoc. Impresiona por su aspecto extraterrestre, con dos chichones plateados sobre las cejas (“mis órganos de seducción”, diría ella más tarde), un peinado alto mitad blanco y mitad negro y anteojos enormes. Sus antecedentes mediáticos la presentan como “la artista que se opera y hace obras con su sangre y partes del cuerpo”, acercándola a la morbosidad y a modelos autolacerantes como el piercing. Esta impresión prejuiciosa se fue modificando a medida que transcurría la conferencia y tuve la posibilidad de entrar en contacto con su obra y con Orlan misma... que es también su propia obra.
En 1993, el 21 de noviembre, después de la 7º Operación-Performance-Quirúrgica en Nueva York, se hace colocar a cada costado de la frente dos implantes de siliconas utilizados habitualmente para realzar los pómulos, lo que crea dos protuberancias sobre sus cejas.
“Somos una generación que tomamos la palabra para reivindicar nuestro cuerpo. Nos planteamos si ser o no ser madres. ¡Gracias a la píldora, la píldora ...! Había una época en que no casarse y no tener hijos era un acto político bastante violento. Siempre lo más difícil de soportar es que una mujer haga lo que quiera con su cuerpo, no lo que se espera que debería hacer. Queremos tener un cuerpo y poder gozar de él más allá de lo que nos enseñan. La idea es salirse del marco, ejercer el libre albedrío para inventarse y realizar una escultura de sí mismo.
Propongo un cuerpo desacralizado, disidente, que 'decorpora' y puede ser decorado”.1
En 1990 Orlan fue la primera artista que utilizó la cirugía y la cirugía estética en una performance. “La Re-Encarnación de Santa-Orlan” o “Imágenes, Nuevas Imágenes” fue la primera de una serie de “Operaciones-Performances-Quirúrgicas” durante las cuales el quirófano deviene su atelier de donde salen las obras: dibujos con sangre, relicarios, textos, fotos, videos, films, intalaciones... Desde entonces, los medios se apoderaron de la historia de Orlan para fabricar otra a su conveniencia, un producto de consumo más cercano al morbo y lejos, muy lejos de su propuesta.
Para contrarrestar esta imagen mediática, Orlan comenzó la conferencia diciendo: “Llevo 12 años sin operarme. La cirugía no es mi negocio.2 Lo que consideramos lo más privado en nosotros, está 'formateado' socialmente. Este es mi cuerpo, este es mi software”.
“Me rebelé contra los dictados de la ideología dominante. Creo que la identidad es mutante, movediza, nómade. Las imágenes se multiplican: una imagen produce otra imagen. Me operé para esculpirme a mí misma, para producirme y producir una obra. Produje dibujos con mi sangre, dirigí la fotografía y el video durante mis operaciones. Algunas se transmitieron vía satélite. Cada “Operación-Performance-Quirúrgica” es una “Operación-Ópera”.
“El tránsito entre los dos sexos, el femenino y el masculino, entre los dos géneros, entre el ser actual y aquel del mañana, es monstruoso. Las ideas encarnadas por Orlan son perturbadoras porque ellas trastornan los últimos reductos del monoteísmo, sus prohibiciones, sus límites: tenemos el derecho de reinventar el cuerpo humano. Por ella, gracias a los nuevos medios apuntados por la ciencia, el ser humano puede labrarse a sí mismo tanto su carne como su espíritu, inscribir su espíritu en su carne; cada uno es artista y podría transgredir la ley del grupo
(Pearl, Lydie, Artes de la carne, Editions La lettre volée, Bruselas, 1998).
Luego de una cirugía facial, durante los 40 días siguientes Orlan se sacó fotos diariamente mostrando cómo los hematomas del rostro iban cambiando de color y relizó una exposición con estas gigantografías: “El cuerpo fabrica autorretratos”.
“Artaud dijo que se puede cagar de mil formas, dormir mil horas.
Es infinito el tiempo que uno usa para usar la máquina cuerpo. Tiene muy poca autonomía. Necesitamos un cuerpo más liviano, más adaptado. La plenitud del cuerpo dura 30 años, no más. Y eso no es mucho. Hace un tiempo hice un petitorio contra la muerte, y pocos quisieron firmarlo”.
1977 es una fecha clave, porque su escultura y performance titulada “Le Baiser de l'Artiste” (“El Beso de la Artista”) genera un escándalo y reacciones en cadena que ocasionan que sea despedida de su puesto docente como Formadora de Animadores Socioculturales. La obra es Orlan detrás de una pechera-escultura de plástico: el público coloca una moneda en una ranura en el cuello y la moneda cae por una guía y entra por la vagina. Entonces Orlan sale de la escultura y besa a quien puso la moneda. Ante el escándalo, la echaron de la muestra y se sentó en la entrada, donde recibió adhesiones mientras planteaba reflexiones entre el arte y la prostitución. Finalmente, ante el apoyo del público, la institución compró la obra y la expuso en la entrada. “Creo que se vuelve mercancía”.
Está bien claro que el único bien que poseemos (“yo no tengo más que mi piel” se escucha a menudo) nos pesa. Todavía es demasiado porque el sentir-tener (avoir) y el ser-parecer (être) no coinciden, y es la causa de que las relaciones humanas estén mal barajadas: tengo una piel de ángel pero soy un chacal; una piel de cocodrilo, pero soy un cachorrito; una piel negra pero soy un Blanco; una piel de mujer pero soy un hombre. Jamás tengo la piel de lo que soy. No hay excepción a la regla porque jamás parezco lo que siento” (Lemoine-Luccioni, Eugénie, “La Piel es decepcionante”).
“El mundo ha cambiado. He trabajado por la libertad como muchas mujeres, pero no me siento parte del Club Feminista.
En algunos de esos clubes se maquillan y en otros ridiculizan a quienes lo hacen.
Sin embargo, en esta época las feministas son necesarias.
Yo no era feminista. Estaba contra toda discriminación.
Ahora las cosas se están cerrando por la presión religiosa.
Estamos retrocediendo. La situación es muy grave.
Deberíamos llevar una pancarta que diga:
“Soy una hombre y un mujer”.
Es muy difícil ser”.
Manifiesto del Arte Carnal (extracto de la pág. web de Orlan)
Definición: el Arte Carnal es un trabajo de autorretrato en un sentido clásico, pero con medios tecnológicos que son propios de su tiempo. Oscila entre la desfiguración y la refiguración.
Ateísmo: ¡Aclaremos, el Arte Carnal no es heredero de la tradición cristiana contra la que lucha! Agujerea su negación del “cuerpo-placer” y pone al desnudo sus lugares de derrumbamiento frente a los descubrimientos científicos. El Arte Carnal no es automutilación. El Arte Carnal transforma al cuerpo en lenguaje e invierte el principio cristiano del verbo que se hace carne en beneficio de la carne que se hace verbo. El Arte Carnal juzga anacrónico y ridículo el famoso “parirás con dolor”; como Artaud, desea terminar con el juicio de Dios; hoy día tenemos la peridural, y múltiples anestésicos y analgésicos. ¡Viva la morfina! ¡Abajo el dolor! Parir con sufrimiento es ridículo.
Percepción: De ahora en adelante puedo ver mi propio cuerpo abierto sin sufrir. Puedo verme hasta el fondo de las entrañas, un nuevo estadío del espejo. “Puedo ver el corazón de mi amante y su diseño espléndido no tiene nada que ver con los rebuscados simbolismos dibujados habitualmente”. “Mi amor, amo tu hígado, adoro tu páncreas, y el diseño de tu fémur me excita”. Libertad: El Arte Carnal afirma la libertad individual del artista y en ese sentido lucha también contra los aprioris, contra los dictámenes; por eso se inscribe en lo social, en lo mediático.
Enfoque: El Arte Carnal no está contra la cirugía estética, pero sí contra los estándares que ella vehiculiza y que se inscriben particularmente en las carnes femeninas, aunque también en las masculinas. El Arte Carnal es feminista, y eso es necesario. El Arte Carnal se interesa también por la tecnología de punta de la medicina y de la biología que ponen en cuestión el status del cuerpo y plantean problemas éticos.
Estilo: El Arte Carnal ama la extravagancia y la parodia, lo grotesco y los estilos dejados de lado, porque el Arte Carnal se opone a las presiones sociales que se ejercen tanto sobre el cuerpo humano como sobre el cuerpo de las obras de arte.
El Arte Carnal es anti-formalista y anti-conformista.
Orlan.
Carlos Trosman
Psicólogo Social; Corporalista
carlostrosman@interlink.com.ar
Notas:
1 El verbo decorar viene del latín “decorare”, palabra compuesta por la preposición “de”, que indica procedencia o pertenencia, y “cor”, que significa corazón, sede universal de los sentimientos. Entonces “decorar el cuerpo” tiene aquí el sentido de transformar el exterior, la imagen, lo que los demás ven y yo veo en el espejo, de acuerdo a lo que soy en mi interior, a lo que siento. Este tema también está presente en el fragmento “La Piel es decepcionante” de Eugénie Lemoine-Luccioni insertado más adelante.
2 “Is not my bussiness”. Business puede traducirse también como trabajo, ocupación, tarea.
- Para la realización de este trabajo se tomaron elementos de la página web de Orlan: www.orlan.net (en francés).
- Las traducciones del francés las realizó el autor.
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