lunes, 23 de agosto de 2010

La impureza como goce (o el fallido intento de acorralar a la Danza Teatro en una definición)





Escrito por Carolina De Luca
Primera parte
Concepto, contextualización histórica y controversias.


“¿Hago teatro o hago danza? Una pregunta que no me planteo jamás. En todo caso la respuesta puede que esté en la definición de mi compañía: se denomina de teatro y danza. Las dos disciplinas van juntas”

“Desde siempre, busco una forma de expresar lo que siento, y puede suceder que esa forma no tenga ninguna relación con lo que entendemos como danza. También ocurre que alguien al ver que los movimientos son simples, piense que no es danza, pero sí lo es para mí. En mis espectáculos hay mucha danza, incluso cuando los bailarines no se mueven. Una caricia también es danza.”

Pina Bausch (1940-2009)
I. La desesperación por rotular o el horror al vacío significante.

Imprecisión, ambigüedad, incerteza, hibridación, cruce de lenguajes, vacío, impureza, hijo bastardo, hijo incestuoso, son solo algunos de los calificativos, sustantivos abstractos y combinatorias de palabras que habitualmente se escuchan cuando alguien intenta definir a la danza teatro.

¿“la” danza teatro? ¿Es femenina?

O

¿”El” teatro danza? Masculino.

¿Será bisexual??????

¿Acaso la criatura concebida entre dos bastardos de oscuro pasado?

Los acompañan otros vocablos no menos inquietantes: multiplicidad, fragmentación, deconstrucción, multiplicación de sentidos, “realidad múltiple de especificidad difusa” (1), sincretismo, interdisciplinario, yuxtaposición…

Concepto escurridizo si los hay, con espíritu libre y sin deseo alguno de dejarse atrapar podemos, no obstante, rastrear algunas verdades (pocas pero ciertas):

1. El término “Teatro danza” se conoce y generaliza con la coreógrafa y bailarina alemana Pina Bausch, discípula de Kurt Joos, al crear su compañía “Tanztheater” en Wuppertal que dirige desde 1973 hasta su muerte el pasado 30 de Junio del 2009. También lo utilizan los críticos estupefactos que comienzan a observar su obra. Aunque debemos decir que, para hacer justicia, el término fue utilizado por primera vez en 1920, en la misma Alemania para designar la obra del citado maestro de Bausch, K. Joos y su emblemática coreografía: “La mesa verde” que lo lanzó mundialmente a la fama. Joos discípulo de Rudolf Laban y representante de la “danza libre” europea se convierte así en un referente de la danza expresionista alemana llevando a escena por primera vez controvertidos temas sociales y políticos.

2. Hablar de Teatro-danza nos remite, como asegura Betriz Lábatte, en la investigación más interesante que encontré este último tiempo, acerca del binomio Teatro-danza (ver notas al pié), como mínimo a dos términos y a dos prácticas escénicas: Teatro y Danza que hace décadas vienen sacudiendo sus propios paradigmas y sus límites todos.

3. La danza contemporánea y el mundo artístico todo pierde con Pina Bausch a una las creadoras más viscerales, emblemáticas, controvertidas y renovadoras de la segunda mitad del Siglo XX.
(El mismo lugar sin duda, le corresponda a Merce Cunningham fallecido apenas un mes después, aunque desde una mirada, propuesta y estética marcadamente diferentes)

Es justamente el Siglo XX desde sus inicios, y la posguerra ya sin retorno posible, que traen un sinfín de rupturas en los paradigmas compositivos, estilísticos y artísticos a la par de los socio económico políticos.

“Volviendo a la idea de pensar las obras de arte como “visiones del mundo”, o como “metáforas epistemológicas” y refiriéndonos a las producciones escénicas de hoy (…) que colocamos bajo el rótulo de “teatro danza”, convendría preguntarnos: ¿qué nos revelan sobre nuestro tiempo, sobre nuestra forma de ver el mundo, la realidad?
¿Qué nos dicen estas producciones de la escena contemporánea con ese deslizamiento permanente de los límites, con su falta de linealidad en el relato, con sus estructuras abiertas, con su ausencia de “mensajes” definitivos que instalen verdades absolutas en la escena? (…) resultaría muy enriquecedor intentar establecer alguna relación entre estas producciones escénicas y la realidad de un mundo caracterizado en parte, por la crítica a la razón científica, la puesta en duda de la transparencia del conocimiento y la revisión de los conceptos de la ciencia clásica. Un mundo que ha desterrado los puntos de vista absolutos para promover el pluralismo, las relativizaciones, las ambigüedades. Un mundo dónde al decir de Váttimo los mass media son determinantes en la disolución de los puntos de vista centrales, de los grandes relatos legitimadores y en la erosión del propio principio de la realidad” (2)

¿Cuál es el apuro entonces y la necesidad por querer rotular aquello que desde el vamos nace de la incerteza? De de un mundo que se desmorona a pedazos atravesado por la violencia desmesurada y feroz de un capitalismo que ni Carlos Marx pudiera predecir.

¿Cuál podría ser la razón por la cuál el término “teatro-danza” tenga en la Argentina tantos seguidores como detractores acérrimos?

¿Qué está acaso poniendo en juego este potente binomio?

…tal vez no se trate más que de un deslizamiento de los límites, de la afirmación práctica de una necesidad: la de producir de una manera diferente para la escena, la de caerse de marco y, tal vez, de aceptar que este deslizamiento, afecta tanto al teatro como a la danza, mucho más allá del rótulo que decidamos ponerle a la experiencia…(3)


II La muerte de la categoría o aquello que la palabra ya no puede nombrar.

Si observemos hacia fuera de nuestras fronteras, algo que tanto nos gusta a los argentinos, nos encontramos por ejemplo, con la fenomenal compañía inglesa DV8 conformada por bailarines, algunos de ellos mutilados y prestigiosos directores cinematográficos, llamándose a si mismos: “teatro físico”. La danza no aparece nombrada siquiera en el título que se otorgan, pero quien duda, al ver sus geniales producciones que se trata de bailarines/ performers *4 (concepto que por su amplitud y ambigüedad nos identifica un poco más a todos) que han superado la tiranía de una estética para ponerla/ ponerse, confrontar/ confrontarnos a un sinfín de poderosas sensaciones y lacerantes pensamientos.

Entonces, así como en la Anatomía funcional (y en la médica por supuesto) se afirma que la función hace al órgano ¿no sería acaso el procedimiento en parte y el pensamiento compositivo todo, (esto es: la construcción misma, los mecanismos dramatúrgicos en juego en cada pieza de danza, de teatro, de teatro danza) lo que induciría más que a un rótulo determinante a un espacio de pensamiento en acción?

¿De que otra cosa acaso está compuesta la escena performática, que de un pensamiento/ imagen accionado físicamente, de un modo de concebir “el material”, la obra toda, la puesta muy especialmente y, principalmente, de un modo de decir/hacer/ y plasmar una cosmovisión?

Puede uno plantarse seriamente frente a, por ejemplo:

1. “A punto de ebullición” de Mabel Dai Chi Chang,

2. “Planicie Banderita” de Andrea Servera,

3. “Los esmerados” de Silvina Grinberg,

4. “Hermosura”, “Patito Feo” y todas y cada una de las producciones de El descueve en estos últimos quince años,

5. “Sucio” de Casella, Frenkel y Pensotti (solo por nombrar seis obras paradigmáticas y contundentes a juicio, gusto y deseo de quien suscribe)
y no pensar acaso que aquello a lo que se asiste es a un conglomerado irrefutable de provocaciones sensorio- kinéticas, contundentemente indagadas, complejamente montadas y, en todos estos casos, magistralmente interpretadas por un conjunto que generalmente vinculará actores con bailarines, con músicos, con poetas con equipo técnico y otros tantos etcéteras?

Parecería entonces, que las categorías (al menos las cerradas y con pretensiones de verdad revelada) han sido finalmente vencidas. No dan cuenta del fenómeno, no evidencian la contundencia de aquello a lo que se asiste.

No obstante “Teatro-danza” como término compuesto, o mejor aún como concepto, es en tal caso una conjunción, un agrupamiento, un intento por nombrar un hacer. Un hacer que se origina en y desde la danza contemporánea alemana y que se evidencia complejo tanto en las técnicas que nuclea como en los procesos compositivos que pone en juego (que no serán ni únicos y muchas veces ni siquiera similares de un compositor a otro)

Carolina De Luca
Coreógrafa
Vacía de Espacio Teatro Danza
http://carolinadeluca.blogspot.com
vaciadeespacio@yahoo.com.arEsta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla

Registro de la propiedad intelectual en trámite. Prohibida su reproducción total o parcial sin previa autorización de la autora.




Notas:
1. Febvre Michele, Les Paradoxes de la Dance-Theatre en la dance au defi. Ed Parachute , Montreal, 1987. Pag 73

2. Lábatte Beatriz. Teatro-danza. Los pensamientos y las prácticas. Cuadernos del Picadero. Pág 8. Trabajo de investigación becado por INT

3. Labatte, Beatriz, op cit pág 9

4. Performer, literalmente: El que realiza la acción.

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