martes, 21 de septiembre de 2010

Distintos enfoques hacia una ley para la cultura

PRESUPUESTO Y POLITICAS FEDERALES

Fijaría un presupuesto mínimo para el área y los criterios para su distribución.

Por: Guido Carelli Lynch

MULTICULTURALISMO. El arranque del "Enero Tilcareño", este año.

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El segundo Congreso Argentino de Cultura realizado en 2008 en Tucumán concluyó en la necesidad de avanzar hacia una Ley Federal de Cultura. Se trataba de plasmar una política de Estado que le diera un marco normativo a las actividades culturales.

Para eso se decidió institucionalizar el Consejo Federal de Cultura, conformado por los responsables de las carteras de Cultura de las 23 provincias y de la ciudad de Buenos Aires. Desde entonces, sin embargo, el Congreso de la Nación no trató ningún proyecto de ley en ese sentido.

El domingo, en San Juan, terminó el tercer Congreso Argentino de Cultura, pero con seguridad no habrá ley, al menos, hasta el segundo semestre de 2011. "Como decía Héctor Tizón, la democracia no es para impacientes", argumenta ante la consulta de Clarín Jorge Coscia, el secretario de Cultura de la Nación. El cineasta y ex diputado oficialista apuesta a que los legisladores nacionales recojan las conclusiones del encuentro en San Juan y de los congresos de Cultura provinciales que se realizaron hasta ahora. "Hemos puesto nuestro esfuerzo para escuchar la voz de la gente", dice.
La Comisión de Cultura del Congreso, que preside el diputado socialista Roy Cortina, decidió priorizar la sanción de la ley y desde junio de este año realiza foros consultivos en todo el país.
Igual que Coscia, Cortina festeja el carácter participativo que busca imprimirle a la ley.

Cortina, que se define como "un hacedor de milagros" espera finalizar con las rondas consultivas en noviembre, tratar la ley en marzo y sancionarla antes de las próximas elecciones. Para Coscia, deberá tratarse de una "ley marco" eminentemente enunciativa, que fije una política de Estado federal para el área y declare a la cultura como un derecho humano universal que ayude a paliar las asimetrías existentes entre la Ciudad, la provincia de Buenos Aires y el resto del país. Para Cortina, en cambio, el espíritu de la norma deberá ser mayoritariamente reglamentario y la ley deberá estar articulada para ordenar el conjunto de las leyes hoy vigentes en materia de cultura.

Al mismo tiempo, debería fijar los mecanismos concretos ­como la creación de fondos administrados por las provincias­ para avanzar definitivamente en la distribución federal que propone, entre otros, Coscia, o dejar sentada cómo se gestionará la cooperación cultural con otros países de la región.

Durantes las rondas consultivas organizadas por el Parlamento participaron entre otros la Academia Nacional de Historia, que reclamó apoyo a las editoriales de capital nacional, y el sociólogo Pablo Alabarces, que exigió la extensión del concepto de patrimonio más allá de lo arquitectónico.

Otro reclamo que la ley podría zanjar es el que clama por otorgarle un rango ministerial a la actual secretaría de Cultura. "El rango no hace a la gestión. Hay un reclamo insistente en torno al tema, pero la secretaría tiene relación directa con la presidenta", explica Coscia.

Para Cortina, en cambio es imprescindible darle mayor institucionalidad a la cartera. "Más que un ministerio necesitamos la existencia real del consejo federal", precisa.

Otra voz dentro de ese debate es la del ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi, un miembro crítico del Consejo Federal. "El rango ministerial hace a la gestión, porque la cultura debiera atravesar todas las políticas de un gobierno", dice Lombardi desde Roma. El ministro porteño subraya la necesidad de una Ley Nacional de Mecenazgo, otra de las claves que se discute. El único proyecto de mecenazgo nacional (que permitiría descargar impuestos a cambio de aportes a la cultura) que el Congreso aprobó se vetó en los primeros días de la presidencia de Eduardo Duhalde.

Sin embargo, el punto más álgido que deberá sortear la compleja ley es la del presupuesto. El proyecto que avanza en Diputados y enseña Cortina propone ­como recomienda la UNESCO­ la asignación a Cultura del 1% del presupuesto nacional, una partida que este año hubiera trepado hasta los 2700 millones de pesos. Esa cifra dista muchísimo de los más de 500 millones de pesos que suman el presupuesto de la Secretaría y el asignado a los entes descentralizados en cada provincia. "Todos queremos más presupuesto, en cualquier gestión, pero yo no vivo en una isla cultural, yo vivo en un país que ha mejorado todas sus variables, que es el mayor cambio cultural que hemos vivido", se desmarca Coscia.

Para Cortina el piso del 1% sería "revolucionario", aunque todavía resta definir si el sistema de financiación será mixto o sólo público. "En cualquier caso no podemos reproducir experiencias como las del Fondo Nacional de las Artes que ocupa el 90% de su presupuesto en gastos corrientes: un mamarracho", sentencia. Para Lombardi, que administra un presupuesto del 3% (540 millones de pesos) del total de la Ciudad ­el índice que la UNESCO propone para ciudades­ la cifra del 1% es lógica, necesaria y viable. Las disputas políticas también se mezclan en el debate. El secretario de Cultura de la Nación asegura que si todavía no hubo ley, es por el ánimo plural que se quiere plasmar. En el otro extremo, Lombardi critica el débil funcionamiento del Consejo Federal, las pocas reuniones y el sometimiento de las provincias al Estado nacional, que minan el presunto carácter federal.

"Consenso", repiten todos los actores involucrados, como un eslogan. El escaso rédito político que suele dar la cultura en el corto plazo, por una vez, acaso ayude.

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