Los autorretratos realizados con teléfonos celulares y los límites a la cultura de la vanidad.
El arte de la autopresentación era algo que antes sólo dominaban algunas modelos y estrellas cinematográficas. Los simples mortales hacían lo más que podían en ocasiones especiales como salidas familiares. Después, sin embargo, el hecho de que un celular con cámara nos apuntara pasó a formar parte de los dolores y placeres de la vida, algo tan común como un café en Starbucks.
Ahora, con el debut del nuevo iPhone de Apple, ha comenzado el último show de la vanidad. El iPhone tiene un segundo lente de cámara que enfrenta al espectador, (en lugar de a la persona mirada), lo cual simplificó algo con lo que la gente lucha desde que tiene acceso a la Web: autosacarse una buena foto.
Por fin la generación "i" va a tener una buena foto. "La gente ya se habituó a adoptar una actitud cuando está ante una cámara", dice Keith Gold, el creador de Daily Mugshot, un sitio web gratuito que permite que los usuarios suban de forma automática una foto de sí mismos todos los días.
El resultado es que la autofoto se está convirtiendo con rapidez en una parte vital de cómo nos presentamos, y es tan importante como la ropa, la figura o la voz. Autofotografiarse es un talento de los jóvenes.
De todos modos, es una habilidad que, si alguien es soltero y tiene menos de cincuenta años, no puede permitirse descuidar. También está cambiando la fotografía.
"Esto representa un cambio de la fotografía, que antes tenía una función de memoria y ahora se transformó en un elemento de la comunicación", dice Geoffrey Batchen, un profesor de historia del arte de la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda.
Por más que hay grupos que desarrollan campañas para persuadir a las revistas de que dejen de retocar las imágenes de modelos y actrices con recursos digitales, lo que se dice en Adobe, cuyo Photoshop es el software de retocado de fotos más usado del mercado, es que son más y no menos los consumidores que lo adoptan.
Lo que empieza como un ejercicio de narcisismo y control de imagen, termina por convertirse en algo más rutinario y franco, una crónica del rostro que le presentamos al mundo, a pesar de todos nuestros intentos de disimular nuestros defectos.
Por más que suena superficial, uno de los descubrimientos de Ok Cupid, un popular servicio de encuentros online, es que la gente responde de manera más favorable a las fotos simples que a todas luces sacó la propia persona retratada, en las que se ve, por ejemplo, la elocuente curva del brazo que sale por un lado de la imagen, y no a fotos que tienen una mejor composición y que muestran a las personas de forma más halagadora.
Para determinar qué otros factores hacen que una foto resulte más atractiva, OkCupid analizó la cantidad de respuestas interesadas en miles de imágenes. Las mujeres contestaron con más frecuencia en los casos de fotos en que el hombre no está mirando la cámara. Los hombres respondieron más en el caso de fotos en las que la mujer está en su casa (y con aspecto sexy).
Para ambos sexos, sin embargo, las fotos en las que las personas están sonriendo se impusieron a aquellas en las que están serias.
"Sobre todo en las fotos de hombres", dice Sam Yagan, uno de los fundadores del sitio, "la sonrisa es de gran importancia". Pero lo que a Yagan le resulta más llamativo de las fotos de OkCupid es cuánto cálculo y esfuerzo hay hasta en las imágenes más casuales.
Sam Gosling, un profesor adjunto de psicología de la Universidad de Texas, estudia las suposiciones de la gente a partir de fotografías de desconocidos.
"Lo que descubrimos es que esto es más difícil de manipular de lo que se piensa", declara. "Hicimos estudios con Facebook en los que registramos las impresiones de la gente sobre las fotos de alguien en Facebook. Luego comparamos esas impresiones con la forma en que esa persona quiere que la perciban y cómo se ve a sí misma." El resultado es que nos ven como nos vemos nosotros mismos, no como queremos que nos vean.
La cámara no miente; no cuando llega a conocernos.
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