lunes, 17 de enero de 2011

Mensajes para la posteridad (lingüística)

En 2002, Fernando Aíta, Alejandro Güerri y Tomy Lucadamo se propusieron relevar los grafitis que albergan, con mayor o menor fugacidad, las paredes de Buenos Aires. Ahora, acaban de lanzar el sitio www.escritosenlacalle.com, con la evidencia de que no sólo de tecnología y nuevos medios se alimenta el cambio lingüístico.

POR FRANCO TORCHIA


El escritor Fernando Aíta, el Licenciado en Letras Alejandro Güerri y Tomy Lucadamo, desarrollador web, emprendieron, en 2002 (sí, claro, época de crisis, es decir, de ideas como éstas) un proyecto parecido a la inmovilidad: relevar, hasta el límite de la conservación, los grafitis que albergan, con mayor o menor fugacidad, las paredes de Buenos Aires. Así, , y el sitio www.escritosenlacalle.com, ganador de una Beca del Fondo Nacional de las Artes y un subsidio del Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias, comporta la evidencia de que no sólo de tecnología y nuevos medios se alimenta hoy el cambio lingüístico. Porque la calle exclama, articulando palabras que ignoran su condición escrita. En las paredes se dice algo que, si bien se escribe, se está diciendo. Siempre. Algo así como una palabra verdaderamente viva. Sin literatura. Y con poesía. Un estado de la lengua.

Germen: hasta julio del año pasado, Aíta, Güerri y Lucadamo editaron el sitio Ñusléter – 24 hs. de literatura, una revista temática con una sección premonitoria, “Grafiti”. Allí iban a parar los grafitis que ellos mismos veían por la calle, fotografiaban y publicaban, o los que los lectores enviaban por mail. Del interés por “rescatar las ideas y sentimientos que cualquiera puede expresar en la calle”, y esas “escrituras que aparecen sin pedir permiso en el espacio público, y suelen tener un carácter efímero”, fue creciendo GRaFiTi, que amplía la posibilidad de recibir aportes de los internautas (y flaneurs). Ante cada foto de un mensaje, el sitio se encarga de desplegar la ubicación exacta del grafiti, y de esa forma construye su mayor mérito: lo ultralocalizable es también universal.

¿Qué es lo que para ustedes moviliza estas escrituras en las paredes?

Puede haber motivaciones muy distintas, pero la necesidad de expresar algo es la nota común. Desde alguien que le quiere dar un mensaje a una persona (Llevame al paraíso de tu cama) o al barrio (Gracias vecinos por la buena onda), hasta el que quiere homenajear a su banda (Nuestro amo juega al esclavo) o a su equipo de fútbol (Racing una sensasión alucinante), o difundir ideas políticas (Una tierra, una familia), entre otras variantes.


- ¿Y cómo definirían la estética que caracteriza a estos mensajes?

- Los textos de los grafitis suelen ser breves, concisos, directos, en general ingeniosos o divertidos, muchas veces interpelantes. A veces un ícono o un dibujo reemplazan a algunas palabras y en todos se ve el trazo de una caligrafía personal y anónima. En general, los graffiti de texto son una escritura concentrada porque tienen que decir mucho en poco espacio.

Destinatario único o lectores múltiples: los grafitis varían entre ambas categorías. Categorías vanas, no obstante, ya que en la calle el lector ideal siempre es por mil. O por miles. “Hay mensajes que tienen un destinatario puntual y una firma; hay otros que están dirigidos a una segunda persona no explícita y pueden ir sin firma” describen los curadores, y aclaran que “desde que se escribe en el espacio público, cada mensaje les está hablando a todas las personas que pasan por ahí”:

-Ya sea personal o más general, potencialmente el graffiti es una escritura cuyos lectores somos todos. Dependerá de la frase, la idea, la propuesta si ese mensaje tiene sentido para más o menos personas.

- Otros emprendimientos parecidos (de corte más editorial, en realidad, como las publicaciones sobre stencils porteños) alcanzaron mucha difusión, incluso entre los turistas y extranjeros. ¿Por qué creen que esta tendencia atrae tanto?

- Posiblemente por la vitalidad y la creatividad. Hay un interés en todo el mundo por elstreet art y la cultura de la calle, al punto de que marcas, galerías, candidatos, etc., salen a contactar artistas callejeros. En los graffiti se puede ver y leer qué es lo que pasa con la cultura local (estéticas, referentes, ideas que circulan, formas de expresarse, etc.). Para un turista puede tener ese doble atractivo, pero también se puede jugar a ser un poco turista en casa. Un graffiti es una sorpresa que te da la calle.

A fines de diciembre, un safari fotográfico por San Telmo, organizado por los responsables del proyecto, invitó a muchos a una recorrida bien atenta a los grafitis. La propuesta fue un éxito y algunos resultados ya pueden verse en la web, arrojando el registro de la simpleza, la rapidez, la necesidad y el aullido que asoma detrás de cada letra. “Uno de los objetivos es construir un archivo visual, lingüístico, de tipografías, y de las ideas y sentimientos que se expresan en la calle” dicen Aíta, Güerri y Lucadamo.

Empezaron muy bien.

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