Esta nota de The New York Times retrata las últimas tendencias del uso del iPad en el aula del colegio secundario y primario en los Estados Unidos. Según los que apoyan la iniciativa, el uso del dispositivo de Apple reducirá costos en el aula y ayudará captar la atención de alumnos criados con Internet y videojuegos.
Cuando los alumnos volvieron a clases esta semana, algunos llevaban nuevos iPads de la marca Apple en sus mochilas. No fueron regalos de sus padres, sino de su escuela.
Está en aumento el número de colegios en todo el país que están adoptando el iPad cómo la ultimísima herramienta para enseñar Kafka en multimedia, historia con juegos de pregunta y respuesta y matemáticas con animaciones que retratan problemas complejos paso a paso.
Como parte de un programa piloto, la secundaria de Roslyn en Long Island (Nueva York) entregó 47 iPads el 20 de diciembre a los alumnos y profesores en dos de los cursos de historia y lengua del colegio. El distrito escolar espera abastecer a todos sus alumnos (son 1.100) con el dispositivo.
Los iPads cuestan $750 dólares cada uno y se están utilizando en las aulas y los hogares para reemplazar libros, habilitar correspondencia entre los alumnos y los maestros (para que los alumnos entregan los deberes vía correo electrónico) y —finalmente— para mantener un registro electrónico de los trabajos de los alumnos en una carpeta digital.
“Nos permite expandir el aula más allá de estas cuatro paredes”, dijo Larry Reiff, un profesor de lengua en Roslyn que ahora pone todo sus materiales de cursada online.
Modas tecnológicas van y vienen en las escuelas; otros experimentos que intentan capturar la atención de una generación criada con videojuegos y YouTube han tenido resultados dispares. Profesores, por ejemplo, aun están divididos en sus opiniones sobre si proveer a cada alumno con un laptop ha dado fruto —si ha mejorado, en fin, el rendimiento académico de los alumnos.
En una época del año en el cual distritos colegiales están intentando de conseguir la aprobación de sus presupuestos para que no tengan que echar a profesores o achicar la oferta escolar, gastar dinero en una novedad tecnológica puede parecer una extravagancia.
Y algunos padres y estudiosos del tema han dado voz a preocupaciones de que las escuelas están apurándose en estas implementaciones antes de comprobar que tengan un real valor didáctico.
“Hay escasa evidencia de que los chicos aprenden más, más rápidamente o mejor usando estas máquinas,” dijo Larry Cuban, profesor emerito de la universidad de Stanford. El cree que el dinero sería mejor utilizado para reclutar, capacitar y retener a nuevos profesores. “Los iPads son maravillosos para capturar en interés de los alumnos. Pero la novedad dura poco tiempo; y cuando termina, ya volvés a los temas centrales de enseñar y aprender.”
Pero los lideres de la escuela Roslyn dicen que el iPad no es simplemente un lindo juguete nuevo, sino que es una herramienta versátil y poderosa con una multitud de aplicaciones (o programas), incluyendo miles con usos educacionales.
“Si no hay una aplicación que hace algo que nececito, tarde o temprano lo habrá,” dijo Reiff, quien dijo que ahora usa un programa que contiene todas las obras de Shakespeare.
Los profesores también aplauden los atributos físicos del iPad, incluyendo su enorme pantalla táctil y su diseño plano que permite que los alumnos puedan mantener contacto visual con sus profesores. Y a los alumnos les gusta el peso, que les ofrece alivio de los libros pesados que llenan sus mochilas.
Administradores de Roslyn tambien dijieron que la adopción del iPad, por el cual el distrito pagó $56.250 dólares por los primeros 75 dispositivos (con 32 giga y un bolsillo protector con un apuntador), tiene la intencion de recortar gastos y llegar a tener una escuela sin papel (paperless). En Millburn, Nueva Jersey, los estudiantes de la pre secundaria South Mountain Elementary han estado utilizando dos iPads —comprados por la organización de parientes y profesores— para jugar juegos matemáticos, estudiar mapas y leer Winnie the Pooh. Scott Wolfe, el director, dijo que espera conseguir 20 dispositivos más que puedan correr programas que simulan un piano, por ejemplo, o mostrar constelaciones basado en la ubicación del usuario del dispositivo.
“Creo que será la tecnología más importante que entre en el aula desde el proyector de láminas,” dijo Wolfe.
Las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York han pedido más de 2.000 iPads por el costo de $1.3 millones de dólares; 300 fueron designados para la escuela Kingsbridge International High School en el Bronx, suficiente cantidad para que todos los profesores y mitad del alumnado lo puedan usar simultáneamente.
Más de 200 colegios públicos en Chicago han pedido becas parar conseguir iPads en un costo de $450.000 dólares. El departamento de educación de Virgina esta llevando a cabo una iniciativa de $150.000 para comprar iPads para reemplazar los libros de los cursos avanzados de historia y biología en 11 colegios. Y seis colegios secundarios en cuatro ciudades de California (San Francisco, Long Beach, Fresno y Riverside) están enseñando álgebra exclusivamente en iPads en un curso diseñado por la casa editorial Houghton Mifflin Harcourt.
Hasta alumnos del nivel de kindergarden están empezando a usar iPads. La escuela Pinnacle Peak en Scottsdale, Arizona convirtió un aula vacía en un laboratorio digital con 36 iPads. Llamado el iMaginaruium, se ha convertido en el centro de la escuela porque —cómo explicó el director— “de todo los dispositivos que están en el mercado el iPad es el que tiene mas ‘star power’ con los chicos.”
Pero impulsores de la tecnología, como Elliot Soloway, un profesor de ingeniería en la universidad de Michigan, y Cathie Norris, una profesora de tecnología en la universidad de North Texas, cuestionan si los administradores colegiales se han enamorado tanto con los iPads que han dejado de contemplar opciones más baratas, como los teléfonos inteligentes, que ofrecen ventajas similares a un precio mucho menor que el iPad.
De hecho, mucho de los distritos están pagando los iPads con becas federales.
Apple ha vendido más de 7.5 millones de iPads desde abril según los informes de la empresa, pero no se sabe cuantas de esas fueron destinadas a escuelas.
La empresa ha estado desarrollando un mercado académico para el iPad trabajando en colaboración con casas editoriales o programas institucionales. No parece, sin embargo, haber vendido el dispositivo a colegios tan agresivamente cómo hizo con sus primeras computadoras personales, mucho de los cuales se vendían con grandes rebajas para escuelas —algo que contribuyó a crear una generación de usuarios de Apple. Oficiales académicos han reportado que Apple esta ofreciendo solamente un descuento del 10% para colegios en su compra de iPads.
Existen aproximadamente 5.400 aplicaciones educacionales para el iPad, de los cuales unos 1.000 son gratis.
Houghton Mifflin Harcourt, que desarrollo el programa de álgebra para el iPad para California, esta planificando comparar los resultados de este programa con el tradicional. El iPad provee videos de profesores solucionando problemas y también asesoramientos individualizados.
Muchos administradores de colegios dicen que llevan tiempo esperando un dispositivo como el iPad.
“Hay traído tecnología individualizada al aula sin cambiar el ámbito del aula,” dijo Alex Curtis, el director de la escuela privada Morristown-Beard en Nueva Jersey, que compró 60 iPads por $36.000 dólares y esta pensando entregar uno a cada alumno en año que viene.
Curtis recientemente usó una aplicación que cuesta $1.99 —Color Splash— que agrega o quita colores a las fotos, para demostrar la importancia del color en un cuadro de Caravaggio para su seminario sobre el arte Barroco. Tradicionalmente se ha enseñado el arte usando dispositivas,” dijo. “Pero cuando los alumnos pudieron manipular las imágenes era como si ellos mismos cobraran vida.”
Daniel Brenner, un administrador de Roslyn, dijo que los iPads ahorrarían costos en el largo plazo reduciendo costos de impresiones y libros. Los ahorros estimados en las dos clases que usan el iPad este año son de $7.200 dólares por año.
“No se trata de una aplicación cool,” dijo Brenner. “Estamos hablando de cambiar la forma de hacer negocios en el aula.”
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