lunes, 24 de enero de 2011

Imágenes modernas, para equipos antiguos

Algunas personas prefieren que su siguiente dispositivo electrónico nuevo parezca antiguo.

POR ROY FURCHGOTT - The New York Times

¿UNA BROMA? La máquina de escribir, reinventada como teclado de PC.
¿Cuál es el atractivo de presentar los productos electrónicos más recientes en un diseño retro, como las rocolas de tamaño completo que en realidad son bases para iPod de 4 mil dólares y máquinas de escribir manuales reconfiguradas para funcionar como teclados de USB? Hay teorías: los diseños retro hacen que la tecnología retadora parezca familiar, también pueden brindar una sensación de permanencia a los aparatos desechables. Algunos lo ven como arte.

Un ejemplo es una máquina de escribir manual transformada en un teclado de computadora. Jack Zylkin hizo una como una forma novedosa de que las personas se registraran cuando visitaran Hive76, un estudio comunitario de Filadelfia para quienes gustan de experimentar con la electrónica.

"Creí que sería algo así como una broma", comentó. "No me daba cuenta de que había tal demanda". Ahora convierte varias máquinas de escribir a la semana.

Zylkin conecta una máquina de escribir estándar a una tarjeta de sensores que reconoce cuando se presiona una tecla. Esto lleva a un conector de USB que hace que la máquina funcione como cualquier teclado de computadora.

Aun si el brazo no golpea al rodillo, una computadora reconocerá la entrada, pero si se golpean las teclas con fuerza suficiente se puede hacer una copia en papel a la vieja usanza, mientras una computadora también registra los golpes. Tiene un precio de entre 400 y 900 dólares.

Una variación de este tema depende del diseño inteligente de los viejos teléfonos Western Electric Bell.

A diferencia de los audífonos, los auriculares con cable y las disposiciones de micrófonos de la actualidad, el gran auricular colocaba el altavoz sobre la oreja y el micrófono junto a la boca.

Los proveedores de gadgets ThinkGeek han tomado ese antiguo auricular y le agregaron Bluetooth para que uno pueda conectarse de manera inalámbrica a un teléfono móvil. El aparato de 25 dólares puede transmitir y recibir a una distancia de unos 9 metros del teléfono.

Crosley Radio convierte lo viejo en nuevo otra vez con su réplica de rocolas estilo Wurlitzer que tocan música de CDs o IPods.

La compañía también se anotó un éxito con la tornamesa Crosley AV Room Portable USB. El reproductor portátil de 160 dólares tiene altavoces integrados, un amplificador y una conexión USB de manera que pueda ser utilizado con una computadora para convertir las canciones de discos de vinilo a MP3.

El Yeti de Blue Microphones puede parecerse a algo sacado de la época de oro de la radio, pero es el primer micrófono certificado de THX, lo que significa que es capaz de brindar una reproducción de alta fidelidad.

Aunque luce como si perteneciera al escritorio de un locutor de los 30, tiene tres micrófonos miniatura integrados que pueden capturar el sonido de tres maneras: desde en frente del micrófono, en estéreo o desde una habitación completa.

miércoles, 19 de enero de 2011

Comenzó la era de “un iPad por alumno”

Esta nota de The New York Times retrata las últimas tendencias del uso del iPad en el aula del colegio secundario y primario en los Estados Unidos. Según los que apoyan la iniciativa, el uso del dispositivo de Apple reducirá costos en el aula y ayudará captar la atención de alumnos criados con Internet y videojuegos.


Cuando los alumnos volvieron a clases esta semana, algunos llevaban nuevos iPads de la marca Apple en sus mochilas. No fueron regalos de sus padres, sino de su escuela.

Está en aumento el número de colegios en todo el país que están adoptando el iPad cómo la ultimísima herramienta para enseñar Kafka en multimedia, historia con juegos de pregunta y respuesta y matemáticas con animaciones que retratan problemas complejos paso a paso.

Como parte de un programa piloto, la secundaria de Roslyn en Long Island (Nueva York) entregó 47 iPads el 20 de diciembre a los alumnos y profesores en dos de los cursos de historia y lengua del colegio. El distrito escolar espera abastecer a todos sus alumnos (son 1.100) con el dispositivo.

Los iPads cuestan $750 dólares cada uno y se están utilizando en las aulas y los hogares para reemplazar libros, habilitar correspondencia entre los alumnos y los maestros (para que los alumnos entregan los deberes vía correo electrónico) y —finalmente— para mantener un registro electrónico de los trabajos de los alumnos en una carpeta digital.

“Nos permite expandir el aula más allá de estas cuatro paredes”, dijo Larry Reiff, un profesor de lengua en Roslyn que ahora pone todo sus materiales de cursada online.

Modas tecnológicas van y vienen en las escuelas; otros experimentos que intentan capturar la atención de una generación criada con videojuegos y YouTube han tenido resultados dispares. Profesores, por ejemplo, aun están divididos en sus opiniones sobre si proveer a cada alumno con un laptop ha dado fruto —si ha mejorado, en fin, el rendimiento académico de los alumnos.

En una época del año en el cual distritos colegiales están intentando de conseguir la aprobación de sus presupuestos para que no tengan que echar a profesores o achicar la oferta escolar, gastar dinero en una novedad tecnológica puede parecer una extravagancia.

Y algunos padres y estudiosos del tema han dado voz a preocupaciones de que las escuelas están apurándose en estas implementaciones antes de comprobar que tengan un real valor didáctico.

“Hay escasa evidencia de que los chicos aprenden más, más rápidamente o mejor usando estas máquinas,” dijo Larry Cuban, profesor emerito de la universidad de Stanford. El cree que el dinero sería mejor utilizado para reclutar, capacitar y retener a nuevos profesores. “Los iPads son maravillosos para capturar en interés de los alumnos. Pero la novedad dura poco tiempo; y cuando termina, ya volvés a los temas centrales de enseñar y aprender.”

Pero los lideres de la escuela Roslyn dicen que el iPad no es simplemente un lindo juguete nuevo, sino que es una herramienta versátil y poderosa con una multitud de aplicaciones (o programas), incluyendo miles con usos educacionales.

“Si no hay una aplicación que hace algo que nececito, tarde o temprano lo habrá,” dijo Reiff, quien dijo que ahora usa un programa que contiene todas las obras de Shakespeare.

Los profesores también aplauden los atributos físicos del iPad, incluyendo su enorme pantalla táctil y su diseño plano que permite que los alumnos puedan mantener contacto visual con sus profesores. Y a los alumnos les gusta el peso, que les ofrece alivio de los libros pesados que llenan sus mochilas.

Administradores de Roslyn tambien dijieron que la adopción del iPad, por el cual el distrito pagó $56.250 dólares por los primeros 75 dispositivos (con 32 giga y un bolsillo protector con un apuntador), tiene la intencion de recortar gastos y llegar a tener una escuela sin papel (paperless). En Millburn, Nueva Jersey, los estudiantes de la pre secundaria South Mountain Elementary han estado utilizando dos iPads —comprados por la organización de parientes y profesores— para jugar juegos matemáticos, estudiar mapas y leer Winnie the Pooh. Scott Wolfe, el director, dijo que espera conseguir 20 dispositivos más que puedan correr programas que simulan un piano, por ejemplo, o mostrar constelaciones basado en la ubicación del usuario del dispositivo.

“Creo que será la tecnología más importante que entre en el aula desde el proyector de láminas,” dijo Wolfe.

Las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York han pedido más de 2.000 iPads por el costo de $1.3 millones de dólares; 300 fueron designados para la escuela Kingsbridge International High School en el Bronx, suficiente cantidad para que todos los profesores y mitad del alumnado lo puedan usar simultáneamente.

Más de 200 colegios públicos en Chicago han pedido becas parar conseguir iPads en un costo de $450.000 dólares. El departamento de educación de Virgina esta llevando a cabo una iniciativa de $150.000 para comprar iPads para reemplazar los libros de los cursos avanzados de historia y biología en 11 colegios. Y seis colegios secundarios en cuatro ciudades de California (San Francisco, Long Beach, Fresno y Riverside) están enseñando álgebra exclusivamente en iPads en un curso diseñado por la casa editorial Houghton Mifflin Harcourt.

Hasta alumnos del nivel de kindergarden están empezando a usar iPads. La escuela Pinnacle Peak en Scottsdale, Arizona convirtió un aula vacía en un laboratorio digital con 36 iPads. Llamado el iMaginaruium, se ha convertido en el centro de la escuela porque —cómo explicó el director— “de todo los dispositivos que están en el mercado el iPad es el que tiene mas ‘star power’ con los chicos.”

Pero impulsores de la tecnología, como Elliot Soloway, un profesor de ingeniería en la universidad de Michigan, y Cathie Norris, una profesora de tecnología en la universidad de North Texas, cuestionan si los administradores colegiales se han enamorado tanto con los iPads que han dejado de contemplar opciones más baratas, como los teléfonos inteligentes, que ofrecen ventajas similares a un precio mucho menor que el iPad.

De hecho, mucho de los distritos están pagando los iPads con becas federales.

Apple ha vendido más de 7.5 millones de iPads desde abril según los informes de la empresa, pero no se sabe cuantas de esas fueron destinadas a escuelas.

La empresa ha estado desarrollando un mercado académico para el iPad trabajando en colaboración con casas editoriales o programas institucionales. No parece, sin embargo, haber vendido el dispositivo a colegios tan agresivamente cómo hizo con sus primeras computadoras personales, mucho de los cuales se vendían con grandes rebajas para escuelas —algo que contribuyó a crear una generación de usuarios de Apple. Oficiales académicos han reportado que Apple esta ofreciendo solamente un descuento del 10% para colegios en su compra de iPads.

Existen aproximadamente 5.400 aplicaciones educacionales para el iPad, de los cuales unos 1.000 son gratis.

Houghton Mifflin Harcourt, que desarrollo el programa de álgebra para el iPad para California, esta planificando comparar los resultados de este programa con el tradicional. El iPad provee videos de profesores solucionando problemas y también asesoramientos individualizados.

Muchos administradores de colegios dicen que llevan tiempo esperando un dispositivo como el iPad.

“Hay traído tecnología individualizada al aula sin cambiar el ámbito del aula,” dijo Alex Curtis, el director de la escuela privada Morristown-Beard en Nueva Jersey, que compró 60 iPads por $36.000 dólares y esta pensando entregar uno a cada alumno en año que viene.

Curtis recientemente usó una aplicación que cuesta $1.99 —Color Splash— que agrega o quita colores a las fotos, para demostrar la importancia del color en un cuadro de Caravaggio para su seminario sobre el arte Barroco. Tradicionalmente se ha enseñado el arte usando dispositivas,” dijo. “Pero cuando los alumnos pudieron manipular las imágenes era como si ellos mismos cobraran vida.”

Daniel Brenner, un administrador de Roslyn, dijo que los iPads ahorrarían costos en el largo plazo reduciendo costos de impresiones y libros. Los ahorros estimados en las dos clases que usan el iPad este año son de $7.200 dólares por año.

“No se trata de una aplicación cool,” dijo Brenner. “Estamos hablando de cambiar la forma de hacer negocios en el aula.”

























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lunes, 17 de enero de 2011

Interprétame si puedes...

El arte abstracto es, en el mejor de los casos, un desafío a la imaginación; en el peor, una poética del escándalo que llama a fórmulas abstrusas, afirma el autor. Pero incluso una obra abstracta ha de ser abordada como representación y eso que representa se convierte en decisivo.

POR ENRIQUE LYNCH - Filosofo y Ensayista


A menudo se escuchan ideas recurrentes acerca de lo abstracto en el arte. Se habla de la posibilidad de una forma sin forma, de una materia sin contornos y se describe un blanco y un negro absolutos o se hace el elogio de la expresión pura y de lo neutro (o del vacío). Fíjate que lo que resulta más recurrente en estas observaciones es la fascinación por la nada y el vacío, que parecen hacerlo todo más relevante y, al mismo tiempo, siempre un punto solemne. Cada vez que se invoca lo que no está, el comentario adquiere un aire como de algo que es muy trascendente. Pero lo que no está o está, pero una dimensión puramente abstracta, abstraído, en rigor, no interesa en absoluto.

El llamado “arte abstracto” es por su propia naturaleza paradójico. ¿Cómo se puede cualificar lo que por definición carece de cualidades? En algún momento de la más moderna historia del arte se produjo un escamoteo del verdadero asunto y del necesario contenido que debe tener una obra de arte. Todavía para Hegel, lo abstracto era la forma del arte inferior, que identificaba a esas obras que no habían conseguido aferrar nada significativo del Absoluto o de lo Divino. La estupidez moderna piensa en cambio el arte abstracto como una tarea implacable, como lo más austero y lo más exigente para el espectador porque no brinda ninguna consolación a la mirada. Se sigue una consigna de Adorno que, de forma un tanto ingenua, pretendía superar el engolamiento de la estética burguesa con un arte sin contemplaciones, ascético, un arte que no está para “ser contemplado”.

Sobre la abstracción se apunta y se destaca siempre la concisión, la claridad y la pureza de lo abstracto; y se suele presentarlo como un enigma sin clave de resolución; fórmula que es casi publicitaria y muy efectiva porque ya sabemos que todos los enigmas tienen un atractivo especial en la medida en que, puesto que son tales, no pueden ser desvelados y en cambio se presentan como una invitación constante a serlo. La obra de arte abstracta –como decía Canetti acerca de los textos de Kafka– es un “Interprétame si puedes...” En el mejor de los casos, un desafío a la imaginación y, en el peor, una poética del escándalo que llama a interminables elucubraciones y fórmulas abstrusas. Pero el arte del espacio –la pintura, la escultura, la arquitectura– no puede ser sino representativo. Incluso una obra abstracta ha de ser abordada como representación, de lo contrario no podríamos referirnos a ella. ¿Pero de qué puede ser representación una mancha sino de sí misma? De un objeto que, si existiera algo semejante en el mundo, se parecería a eso, afirma Claude Lévi-Strauss, reforzando la idea de la semejanza como base de la apreciación en arte, pero también haciendo una concesión a la idea de que el arte, a fin de cuentas, es una técnica para representar algo. Y, de pronto, eso que la obra de arte necesariamente representa se convierte en decisivo. La obra abstracta no es significativa sólo porque represente algo sino por lo que representa, aunque a la postre sea mera representación de sí misma. Algo parecido sucede con la música que, como sabemos, no es representativa y que no obstante ha de representarnos algo para que podamos hablar de ella. Y, mira por dónde, la música es el arte abstracto por antonomasia, de modo que en la experiencia de la música encontramos una clave para comprender cuál es la fascinación que suscita el arte abstracto.(Pero, cuidado, que la música es un arte del tiempo, no del espacio, como la pintura o la escultura.) De todas maneras es inevitable que contrastemos la pintura figurativa (o, mejor dicho, representativa, en un sentido cabal del término) con la pintura abstracta y, en ese contraste, es evidente la superioridad de la pintura representativa sobre la pintura abstracta, una superioridad que sólo se puede explicar por el dramatismo de la representación que también puede ser –¿por qué no?– muy ascético y así contentar al resentido T. W. Adorno. Mira si no, amigo mío, la profusión de sentidos que tiene esa viñeta de Roy Lichtenstein en la que aparece una pareja en silencio en el interior de la cabina de un automóvil. Esa representación pop tiene innumerables lecturas; tantas, que parece inagotable: no hay manera de dejar de mirarla y de reflexionar sobre ella: ¿a quién corresponde defender en esa callada disputa que tiene lugar en el interior de un automóvil? El desconfía de ella (¿o es temor lo que siente?) y ella se refugia con la mirada en el horizonte. El está a punto de traicionarla y ella es indiferente a su traición. Hay una historia de amor que se desmantela. El aguarda el momento propicio para abordarla... etcétera. Se atribuye la “narratividad” implícita de esta viñeta pop a que es un remedo de un cómic, pero no es así. Se podría asociar con cualquier otra imagen semejante con sólo que fuese igual de dramática.

Consideremos alguno de los preciosos grabados de Félix Vallotton, por ejemplo uno en que la amante susurra en el oído del amado algo que no llegamos a escuchar pero que sabemos, por el título, que es una mentira: Le Mensonge . La imagen ilustra lo que no se puede ver pero al mismo tiempo revela que la mentira es indistinguible de un gesto. He visto a muchos que he descubierto mintiendo quedarse desconcertados porque no podían entender cómo los había descubierto: al mentiroso se lo detecta sobre todo por el gesto.

¿Y la extraordinaria Anunciación de Simone Martini que ilustra el momento en que el Arcángel Gabriel comparece ante María para anunciarle que tendrá un hijo sin la mediación de un contacto carnal? Es un tema repetidísimo en la iconografía medieval y renacentista pero Martini consigue representar el dramatismo singular del encuentro que anuncia la Inmaculada Concepción. La escena está dominada por las dos expresiones de ese diálogo mudo que entablan los personajes del cuadro: de una parte podemos observar la picardía un tanto insolente del Arcángel y de otra parte la expresión de recato y de repulsión que pone la Virgen.

(Mi madre, que era una pícara y una mentirosa patológica, me enseñó a mirar todo lo que oculta este cuadro memorable.) Y ahora tratemos de imaginar lo que dice (o expresa) un cuadro abstracto. Da igual cuál sea el que elijamos: los cuadrados de Malévich, las manchas de Rothko, el lienzo azul de Yves Klein. Es inútil intentar descubrir algo trascendente u oculto en ellos porque dicen –perdón, “expresan”– siempre lo mismo, una y otra vez. Nada.

Mensajes para la posteridad (lingüística)

En 2002, Fernando Aíta, Alejandro Güerri y Tomy Lucadamo se propusieron relevar los grafitis que albergan, con mayor o menor fugacidad, las paredes de Buenos Aires. Ahora, acaban de lanzar el sitio www.escritosenlacalle.com, con la evidencia de que no sólo de tecnología y nuevos medios se alimenta el cambio lingüístico.

POR FRANCO TORCHIA


El escritor Fernando Aíta, el Licenciado en Letras Alejandro Güerri y Tomy Lucadamo, desarrollador web, emprendieron, en 2002 (sí, claro, época de crisis, es decir, de ideas como éstas) un proyecto parecido a la inmovilidad: relevar, hasta el límite de la conservación, los grafitis que albergan, con mayor o menor fugacidad, las paredes de Buenos Aires. Así, , y el sitio www.escritosenlacalle.com, ganador de una Beca del Fondo Nacional de las Artes y un subsidio del Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias, comporta la evidencia de que no sólo de tecnología y nuevos medios se alimenta hoy el cambio lingüístico. Porque la calle exclama, articulando palabras que ignoran su condición escrita. En las paredes se dice algo que, si bien se escribe, se está diciendo. Siempre. Algo así como una palabra verdaderamente viva. Sin literatura. Y con poesía. Un estado de la lengua.

Germen: hasta julio del año pasado, Aíta, Güerri y Lucadamo editaron el sitio Ñusléter – 24 hs. de literatura, una revista temática con una sección premonitoria, “Grafiti”. Allí iban a parar los grafitis que ellos mismos veían por la calle, fotografiaban y publicaban, o los que los lectores enviaban por mail. Del interés por “rescatar las ideas y sentimientos que cualquiera puede expresar en la calle”, y esas “escrituras que aparecen sin pedir permiso en el espacio público, y suelen tener un carácter efímero”, fue creciendo GRaFiTi, que amplía la posibilidad de recibir aportes de los internautas (y flaneurs). Ante cada foto de un mensaje, el sitio se encarga de desplegar la ubicación exacta del grafiti, y de esa forma construye su mayor mérito: lo ultralocalizable es también universal.

¿Qué es lo que para ustedes moviliza estas escrituras en las paredes?

Puede haber motivaciones muy distintas, pero la necesidad de expresar algo es la nota común. Desde alguien que le quiere dar un mensaje a una persona (Llevame al paraíso de tu cama) o al barrio (Gracias vecinos por la buena onda), hasta el que quiere homenajear a su banda (Nuestro amo juega al esclavo) o a su equipo de fútbol (Racing una sensasión alucinante), o difundir ideas políticas (Una tierra, una familia), entre otras variantes.


- ¿Y cómo definirían la estética que caracteriza a estos mensajes?

- Los textos de los grafitis suelen ser breves, concisos, directos, en general ingeniosos o divertidos, muchas veces interpelantes. A veces un ícono o un dibujo reemplazan a algunas palabras y en todos se ve el trazo de una caligrafía personal y anónima. En general, los graffiti de texto son una escritura concentrada porque tienen que decir mucho en poco espacio.

Destinatario único o lectores múltiples: los grafitis varían entre ambas categorías. Categorías vanas, no obstante, ya que en la calle el lector ideal siempre es por mil. O por miles. “Hay mensajes que tienen un destinatario puntual y una firma; hay otros que están dirigidos a una segunda persona no explícita y pueden ir sin firma” describen los curadores, y aclaran que “desde que se escribe en el espacio público, cada mensaje les está hablando a todas las personas que pasan por ahí”:

-Ya sea personal o más general, potencialmente el graffiti es una escritura cuyos lectores somos todos. Dependerá de la frase, la idea, la propuesta si ese mensaje tiene sentido para más o menos personas.

- Otros emprendimientos parecidos (de corte más editorial, en realidad, como las publicaciones sobre stencils porteños) alcanzaron mucha difusión, incluso entre los turistas y extranjeros. ¿Por qué creen que esta tendencia atrae tanto?

- Posiblemente por la vitalidad y la creatividad. Hay un interés en todo el mundo por elstreet art y la cultura de la calle, al punto de que marcas, galerías, candidatos, etc., salen a contactar artistas callejeros. En los graffiti se puede ver y leer qué es lo que pasa con la cultura local (estéticas, referentes, ideas que circulan, formas de expresarse, etc.). Para un turista puede tener ese doble atractivo, pero también se puede jugar a ser un poco turista en casa. Un graffiti es una sorpresa que te da la calle.

A fines de diciembre, un safari fotográfico por San Telmo, organizado por los responsables del proyecto, invitó a muchos a una recorrida bien atenta a los grafitis. La propuesta fue un éxito y algunos resultados ya pueden verse en la web, arrojando el registro de la simpleza, la rapidez, la necesidad y el aullido que asoma detrás de cada letra. “Uno de los objetivos es construir un archivo visual, lingüístico, de tipografías, y de las ideas y sentimientos que se expresan en la calle” dicen Aíta, Güerri y Lucadamo.

Empezaron muy bien.

Red social, la resistencia

¿Qué tal agregarle el botón de “No me gusta” o cambiar de color la página de perfil de Facebook? El artista Tobias Leingruber enseña cómo abandonar el rol pasivo de usuarios proveedores de contenidos y alerta: “Nuestra vida social online está en manos de las corporaciones; son acogedoras, pero no son nuestras”.

POR MARCELA MAZZEI


En Las leyes del ciberespacio, un famoso artículo de 1999 que por visionario se convirtió en un clásico de la literatura tecnológica, el profesor Lawrence Lessigllamó “arquitectura” al código –del software y el hardware– que restringe la experiencia de Internet para los no hackers como la falta de una rampa impide el acceso al usuario de una silla de ruedas. Y daba por tierra con las ilusiones de una Web como un espacio de absoluta libertad, como se había pregonado en sus inicios. En la era de las redes sociales, el artista y diseñador alemán Tobias Leingruber retoma el concepto de Lessig: "El código es la ley. Las arquitecturas del ciberespacio son tan importantes como la ley en la definición y la derrota de las libertades", cita, y convoca al primer Facebook Resistance Workshop, un taller de arte digital en el que durante la próxima Transmediale en Berlín enseñará al que quiera inscribirse a crear extensiones (el famoso código) para modificar la apariencia de Facebook (FB), como el aclamado botón de “No me gusta” o fondos de pantalla personalizados.


“Mientras que pioneros como Geocities.com impulsaban a los usuarios a modificar su experiencia online, la Web 2.0 desvía el contenido generado por los usuarios (UGC) a una estructura de valor comercial”, explica el artista que encontró en Internet su materia de trabajo, primero con The Pirates of the Amazon, un proyecto que cuestionaba el comportamiento de pagar por bienes culturales versus sólo copiarlos (agregar al carro de compras vs. descargar gratis) y luego con China Channel, que apuntaba a poner de manifiesto el acceso a la información “filtrada” versus el acceso libre. “Facebook alcanzó la cúspide de esta ‘evolución’ al desactivar la capacidad del usuario a hacer cualquier otra cosa que no sea alimentar con su información el sistema que le dio un valor estimado de 50 mil millones de dólares en EE.UU.”, explica.

¿Por qué eligió Facebook para este nuevo proyecto?
Soy un defensor de la libertad de la Web y la propia Internet es mi material de trabajo. Mientras los artistas del primer movimiento Net.art se concentraban en el medio más directamente, hoy se establecieron sistemas como FB o Google que con sinónimos de Internet. Cada sistema sigue cierta ideología e intenta establecer o mantener ciertas reglas para dirigir el flujo de información en una dirección determinada. FB va camino a convertirse en el sistema dominante de nuestras identidades sociales ya que establece reglas de cómo comportarse, lo que me lleva a preguntar: ¿somos felices con la manera que visualiza nuestra identidad online o queremos cambiarlo? Un cambio puede ser tan trivial como agregar un mensaje con una imagen de fondo que diga: “El diseño de identidad online de FB es como los muebles IKEA de tu departamento”, es decir, la individualidad sólo se encuentra en las fotos familiares de sus estanterías.


Es algo más que un problema estético…

FB va camino a dominar la gestión de nuestra identidad, nuestro terreno de interacción social, intercambio de información y discusión intelectual. La participación anónima, un aspecto importante para la libertad, se está perdiendo. Los enfoques como Diaspora, una alternativa a FB de código abierto y descentralizada, son mucho más puristas que la idea de Facebook Resistance, pero en este momento no creo que podamos detenerlo ya. Facebook Resistance acepta este statu quo e intenta socavar la interfaz de FB para, en su lugar, instalar un diseño funcional. La idea es influenciar el sistema desde adentro en lugar de establecer uno nuevo, que me suena utópico. Aunque me encantaría estar equivocado sobre este punto.

¿En qué consiste el taller? ¿Qué cambiará en el perfil de cada usuario?
Mi ejemplo favorito es el de botón de “No me gusta” (que existe como un add-on de Firefox individual). Millones de personas ya lo descargaron y hay grupos de fans muy numerosos en FB. Pero por la naturaleza “estadounidense” de FB –me refiero a que de manera estereotipada no utilizan la escala negativa, sólo hay positivo o más positivo–, no creo que llegue a ser implementado. En todo caso habrá un botón “Súper”, pero nunca un “No me gusta”. Técnicamente sólo tienes un nuevo botón, que funciona en tu navegador; si usas eladd-on lo puedes ver, sino, podrás ver un texto-comentario en su lugar.

¿Qué tipo de participantes espera se registren al taller?
Todo el que quiera pensar un rato en cómo el diseño de FB está influenciando nuestro comportamiento social en la vida real, y en cómo podemos manipular el software de una manera positiva y experimental.


¿Qué dijo Amazon del proyecto "Pirates of the Amazon" (Piratas de Amazon) y qué reacción espera del taller Facebook Resistance?

Amazon amenazó con acciones al hosting de nuestro dominio, de manera que el proveedor de Internet nos dio 24 horas para borrar el contenido, de lo contrario nos hubiéramos metido en problemas más serios. No esperamos problemas legales con Facebook Resistance; un éxito podría ser que surgieran elementos o modificaciones que FB tenga que implementar a riesgo de que nos volvamos muy famosos ;) Este es un brain stormingdivertido, pero vamos a ver que pasa.


La experiencia es para 10 participantes, que después difundirán masivamente el conocimiento. ¿Es tan fácil modificar la apariencia de FB como crear una cuenta?

Instalar el software que modifica FB es tan fácil como crear una cuenta allí. Si quieres implementar tus propias ideas, entonces tendrías que ser un desarrollador web o sugerirnos que las desarrollemos.


¿Existe una determinada estética –desprolija, de colores flúo– que define este tipo de trabajo artístico o cada uno puede aplicar la propia?

Esta es la estética que me gusta, además de una manera de tomarme con humor al diseño “comercial profesional”. Visualmente, prefiero los conceptos más rústicos porque transmiten: “El diseñador no pierde su tiempo estudiando los ejemplos del Photoshop o las convenciones del diseño actual. Sólo quiere comunicar una idea. Es espontáneo, fresco y pop”. A través de esta estética punk-amateur quiero comunicar que no es necesario seguir las reglas del diseño, que todo el mundo es diseñador y no sólo los que saben cómo usar el Photoshop. En realidad, siendo un diseñador profesional, paso mucho tiempo intentando que mi diseño se vea “sucio”, ese es mi humor y quizás mi reacción ante el estilo Bauhaus de Apple, tan limpio y perfecto.


¿Tiene cuenta en Facebook?

En la era de las redes sociales, ¡eso es como preguntar si tengo Internet! Sí, tengo, y envidio a la gente que no. Pero soy muy débil para resistirme, hay demasiada actividad y me perdería mucha información. Pero estoy orgulloso de decir que todavía no uso Gmail como mi correo electrónico principal. Gmail podría ser el mejor software para usuarios de e-mail, pero en lo posible trato de apoyar las alternativas.


¿Cree en las teorías conspirativas sobre FB, las que dicen que las grandes corporaciones o la CIA están detrás?

En alguna parte leí que, a grandes rasgos, todas las empresas radicadas en suelo estadounidense pueden ser obligadas por ley a colaborar eventualmente con la CIA. Personalmente, mantenía mis reservas acerca de la compañía hasta que visité sus oficinas y estuve conversando con Randi Zuckerberg, la hermana de Mark. Tengo que decir que es una persona encantadora y me gustaría poder confiar en ella, y por lo tanto en Mark. Nuestra vida social online está ahora mismo en manos de las corporaciones; son acogedoras, pero no son nuestras.


¿Alertar a los usuarios del negocio millonario que está haciendo FB con los contenidos generados por ellos desencadenará un cierre masivo de cuentas?

Lamentablemente, no creo que salir de FB tenga mucho impacto de todos modos. Por cierto, cada perfil individual está valuado en unos 100 dólares en Estados Unidos. Estoy bromeando ahora, pero FB y Google ¡deberían pagarnos a nosotros por utilizar sus servicios! Allí mismo huelo una idea para otro proyecto…


¿Qué le pareció la película Red social?
Mark Zuckerberg es como la estrella pop del momento. Siempre disfruto de las escenas y toda la cosa “hacker” en las películas. Cuanto más exagerado, más excitante. En los 90, Zuck hubiera escrito su código en crazy 3D ;).


¿Qué opina de su elección como personalidad del año para la tapa de la revista Time?

Se lo merece. Hubiera sido grandioso que se lo den a Julian Assange, pero votarlo supondría apoyar su “misión”. Mark Zuckerberg no es de los que gritan todo el tiempo para llamar la atención sobre sí mismos y me gusta ver gente introvertida que suma puntos. Además, no se puede negar que nadie ha transformado nuestra vida cotidiana como él.

Por los fans, Hollywood debe hacer mejores filmes

Apunta a producciones de mayor nivel para pisar suelo más firme.

POR BROOKS BARNES - The New York Timesr


Cuando un comentario negativo en Twitter pareció destruir el filme de Sacha Baron Cohen "Brüno" en julio de 2009, los ejecutivos cinematográficos comenzaron a hablar en tonos solemnes sobre la capacidad que tienen las redes sociales de influir sobre el público. Se aproximaba el fin de la era en que se podía usar el marketing para engañar a los consumidores y llevarlos a ver películas malas.

Del tema se habló mucho, pero nada más.

En 2010, Hollywood en gran medida se aferró a lo ya trillado y probado: remakes aburridas como "Hombre lobo" y "Brigada A: los magníficos"; películas a la medida de sus protagonistas como "Asesinos" con Ashton Kutcher y "El turista" con Angelina Jolie y Jonny Depp; y secuelas como "Sex and the City 2".

Todas llegaron a los cines con un bombardeo de marketing destinado a llenar las salas sin importar la calidad de la película. Pero el público reaccionó. Estas películas, costosas pero mediocres produjeron resultados decepcionantes o directamente fueron un fiasco. Sí dieron sus frutos, en cambio, apuestas a conceptos originales como "El origen", un complicado thriller sobre invasores de sueños, que recaudó más de US$ 825 millones en ventas de entradas en el mundo entero.

"La red social" hasta el momento produjo US$ 192 millones, un resultado estelar para un drama erudito. Y "Despicable Me", una película animada, fue un éxito que sorprendió. De ahí que los estudios finalmente admitan que los espectadores, equipados con Facebook y otras herramientas de redes y preocupados por los precios de las entradas en alza, los están obligando a elevar el nivel.

Por supuesto, siempre hay excepciones. Y como demostró "El último maestro del aire", con US$ 319 millones de entradas vendidas, siempre hay lugar en el verano para una película de acción liviana.

De todos modos, el mensaje es lo bastante real como para llevar a los estudios a modificar sus estrategias operativas. Sony Pictures Entertainment, el estudio que realizó "La red social", está recurriendo a directores nuevos con sensibilidades más peculiares. Para relanzar su franquicia de "Spider-Man", por ejemplo, Sony contrató a Marc Webb, cuya única película anterior fue la comedia independiente "500 días con ella". El estudio también confió la nueva versión para la pantalla grande de "21 Jump Street" a Phil Lord y Chris Miller, cuya única película anterior fue el filme de animación "Lluvia de albóndigas".

"Lo original es bueno, y lo bueno es comercial", dijo Amy Pascal, copresidenta de Sony.

En Walt Disney Studios, que tradicionalmente no se ha preocupado mucho por el arte de los directores (al menos en sus películas de acción en vivo), un nuevo equipo ejecutivo incorporó a David Fincher, que dirigió "La red social" para trabajar en una adaptación de "20.000 leguas de viaje submarino". Guillermo del Toro, el autor de "El laberinto del fauno", está desarrollando una nueva película sobre la serie de la Mansión encantada de Disneylandia.

El modelo tomado por Disney es la adaptación artística que hizo Tim Burton de "Alicia en el país de las maravillas", que vendió entradas por US$ 1.020 millones en la primavera convirtiéndose en el estreno número dos del año. (La favorita de la crítica "Toy Story 3" tuvo una ventaja muy leve con US$ 1.060 millones; Harry Potter y las reliquias de la muerte: Parte I", quedó tercera con US$ 831 millones).

"En años anteriores, dijo Sean Bailey presidente de Disney en el área de producción, "la mayoría de las películas de acción en vivo parecían ser una cosa o la otra: comerciales o de calidad. Nuestra visión es justamente opuesta".

El futuro para 20th Century Fox tiene que ver en gran medida con James Cameron, que dirigirá dos secuelas de "Avatar". Pero Fox también busca material más original. Y está tratando de ser más creativo con su comercialización.

Toda esta cuestión relativa a la originalidad y la calidad constituye en parte una respuesta de los estudios al cierre en los últimos dos años de divisiones para cinemateca como Paramount Vantage y Miramax.

Los premios de la Academia dependían tanto de sus películas que de golpe se produjo un vacío que los grandes estudios tenían que llenar.

Sony está en la competencia por el Oscar con "La red social". Paramount tiene "The fighter" y "Temple de acero".

Este escape hacia los éxitos de taquilla con más clase también tiene que ver con la inseguridad: en caso de duda, huir a la calidad. Los estudios están teniendo dificultades para interpretar qué quiere el público.

La animación ya no es tan infalible como solía ser. Las estrellas no rinden. La estrategia de las secuelas parecería ser redituable todavía.

"Me parece que hay un peligro a largo plazo para el cine si la familiaridad se generaliza demasiado en las películas que hacemos", dijo Chris Meledandri, fundador de Illumination Entertainment para Universal Pictures. "La industria tiene una responsabilidad con su público y consigo misma de hacer películas que den a la gente un sentimiento de descubrimiento en el cine."

domingo, 2 de enero de 2011

Nacionalismo es patriotismo

Al recibir el Premio Nobel, Mario Vargas Llosa sostuvo que “los nacionalismos son una plaga”. “Confunde nacionalismo con chauvinismo y fanatismo, que son sus desviaciones patológicas”, afirma el autor, para quien el nacionalismo puede ser un motor de desarrollo.

POR PACHO O´DONNELL

El nacionalismo nació y se robusteció a raíz de las revoluciones liberales burguesas. Vino a reemplazar los vínculos de vasallaje en que se sustentaba la lealtad al señor feudal o la sumisión al monarca absoluto, abriendo un nuevo tipo de relación con el gobierno: la del ciudadano libre dentro del marco del Estado-nación, formando una unidad ligada por elementos comunes como la lengua, la cultura y la historia. Los límites del territorio solían albergar un Estado constituido por una colectividad que se diferenciaba de otras. La Revolución Francesa fortaleció el movimiento nacional como medio de socavar la monarquía absoluta. “Nación” pasó a ser sinónimo de “pueblo” (Rousseau).

En ello se sostiene el principio de la soberanía nacional, por el cual la nación es la única base legítima para el Estado. En otro sentido el principio de nacionalidad que mantiene que cada nación debe formar su propio Estado, y que las fronteras del Estado deberían coincidir con las de la nación.

Es claro que Vargas Llosa confunde nacionalismo con chauvinismo y fanatismo, que son sus desviaciones patológicas. Lo de los “terroristas suicidas” es consecuencia de circunstancias políticas, religiosas y culturales que se vienen arrastrando a lo largo de las centurias y que no aceptan reduccionismos simplificadores.

En nuestra Argentina hemos vivido el nefasto nacionalismo de derechas de los años 30 y 40, claramente fascistoide, con tentáculos que se extienden hasta hoy. La “Legión Patriótica” fue su expresión política y en la cultura el Lugones otoñal, Hugo Wast y otros.

Pero un nacionalismo sano es un motor positivo en la marcha de los países. ¿Qué fue si no el nacionalismo, aunque precario en algunos casos, lo que dio base a los movimientos independentistas como el de nuestra Patria? Vargas Llosa insiste en que “la patria no son las banderas ni los himnos”, tan opuesto a “la primera virtud es la devoción a la patria” de Napoleón o a “el que no ama a su patria no puede amar nada” de Stendhal. Si bien la patria no son las banderas ni los himnos, la representan y por ello debo confesar que me emociono cuando veo flamear una bandera argentina o cuando canto el Himno en circunstancias especiales. Para ello no son necesarias circunstancias marciales o épicas. ¿Acaso no es la “glándula patriótica” la que se agita cuando vibramos en conjunto porque nuestros representantes deportivos obtienen un éxito importante? ¿Acaso cuando lucimos por la calle la camiseta del seleccionado nacional de fútbol no estamos haciendo orgullosa ostentación de nuestra condición de argentinos? ¿O cuando nos movilizamos solidariamente para paliar las consecuencias de alguna tragedia climática que afecta a compatriotas en algún lugar de nuestro territorio? No se justifica la diferenciación entre “nacionalismo” y “patriotismo” porque cuando se lo hace se le está adjudicando a aquel injustificadamente lo negativo de la intolerancia. En nuestro país confesarse nacionalista suele requerir aclaraciones: “nacionalista pero sin zeta”, “nacionalista pero no de derechas”. Es previsible que ante la mención de esa palabra en nuestro interlocutor se dispare un aceitado mecanismo de cuestionamiento porque ha quedado asociada a gobiernos autoritarios que han utilizado una supuesta “defensa de lo nacional” para justificar su barbarie. Y lo del “ser nacional” ha servido para censurar, torturar, matar.

¿Qué es ser nacionalista? Lisa y llanamente: amar a su patria. En sentimiento, en pensamiento pero sobre todo en acción. Amar sus paisajes, su gente, su cultura, sus posibilidades. Empeñarse en hacerla mejor, en comprometerse en salvar sus dificultades, en aportar el granito de arena que le corresponde y hacerlo con alegría, con la seguridad de estar haciendo lo que se debe. Fueron nacionalistas los próceres que ofrendaron sus vidas, sus fortunas o su bienestar en aras de la independencia. También lo fueron aquellos que se comprometieron en la oposición a las muchas dictaduras cívico-militares que enturbiaron nuestra democracia. También lo son aquellas y aquellos que todos los días, con sacrificio y denuedo, cumplen con sus obligaciones familiares y cívicas.

Ello no implica despreciar lo exterior, lo ajeno, eso sería el chauvinismo que Vargas Llosa critica, una perversión del nacionalismo que ha desencadenado guerras y genocidios, aunque como siempre sucede, los verdaderos y subterráneos motivos sean económicos. El buen nacionalismo no presupone ser mejor que otros, tampoco cree que su verdad deba ser impuesta. Por el contrario, sabe que en lo ajeno hay aspectos positivos que deben ser incorporados para mezclarlo con lo propio y mejorarlo. La “glocalización” en vez de la globalización.

El buen nacionalista sabe que tiene responsabilidades hacia su patria. Es un patriota, etimológicamente, pertenece “a la tierra del padre”. Y los compatriotas son “hijos de un mismo padre”, hermanos. Por ello, un buen espíritu nacional compele a la intolerancia hacia la precariedad en el acceso a la salud, la educación, la cultura de tantos hermanos/compatriotas sumergidos en la pobreza, de la que una de las culpables es la devastadora corrupción que desde hace mucho tiempo corroe nuestras posibilidades como país. ¿Es imaginable una deuda externa como la que nos estrangula de no ser porque quienes la contrajeron y negociaron estaban más atentos a sus intereses que a los patrióticos? ¿O la venta a precio vil de empresas públicas estratégicas? ¿O la sujeción a las perjudiciales decisiones de organismos financieros internacionales? Son ominosas pruebas del desamor hacia lo que debería ser amado.

En el discurso pronunciado al recibir el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa se refirió a varios temas, entre ellos el del nacionalismo. Cuando se habla o se escribe es inevitable ser autorreferencial y eso es ostensible en alguien que habiendo nacido en Arequipa, Perú, es hoy orgulloso ciudadano español. En su exposición expresó que “los nacionalismos son una plaga” y también “detesto toda forma de nacionalismo, ideología – o más bien religión– provinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas”.

Las calles y las cámaras

El autor de esta crónica se exhibe voluntariamente ante cámaras de supermercado, shopping y peaje para culminar en un centro de vigilancia bonaerense y concluir: “Es menos una persecución que el registro bobo de los hechos”.

POR Juan Jose Becerra


La paranoia dejará de ser una enfermedad para ser la descripción abreviada de un estado civil universal. Paranoico equivaldrá a terrícola. Será la renovación de votos del siglo deleuzeano que vaticinó Foucault en la etapa –la primera– en la que al mismo siglo, el XX, le tocó ser foucaultiano. Ese día, un hombre se subirá a un taxi, y cuando el chofer le pregunte adónde va no le contestará con los ojos colgando de las órbitas: “¿Y a vos qué te importa adónde voy?”.

Muchos de los movimientos que realizamos en la engañosa libertad de la intemperie son detectados por uno de esos ojos idiotas que siguen el calor de los bultos humanos y le sirven a un censor el identikit “moderno” –basado en los desplazamientos del cuerpo– de cada uno de nosotros. Pero a no engañarse, porque tal hábito es menos una persecución que un registro bobo de los hechos sociales alineados de a uno. El registro, por sí solo, no tiene profundidad ni sentido, y si las épocas históricas relacionadas con la prevención de delitos no fingieran llevarse tan mal habría que llamarlo “lombrosonisno digital”.

Cada tantos días voy a un supermercado de barrio a comprar vino y alimento para perros. Entro, sigo la misma ruta intergóndolas, pago y me voy, empequeñeciéndome de espaldas en los monitores del circuito cerrado de seguridad así como me fui agigantando al llegar. Un robot no lo haría de manera más automática. Pero si los propietarios y el vigilante que les ayuda a leer las conductas del público cruzaran información para ponerle un color a los peligros que los acechan, ese color sería rojo cuando de los datos surja mi “caso”. Simplemente porque ver es sospechar y yo me hago ver a través de mi hábito, oscuro de tan legible.

Mi experiencia no puede ser la de un perseguido sino la prueba de que aquellos que creen saber algo de nosotros no saben nada. Saben lo que sabía Estados Unidos el día que Mohammed Atta pasó por el aeropuerto de Boston el 11-S: todo acerca de lo que había hecho, pero muy poco sobre la incursión que iba a emprender como piloto “invitado”. El vigilado se guarda para sí el momento de actuar. Es un asunto de soberanía al que ningún satélite mirón ni ojo mecánico pueden acceder con el fin de prevenirlo. Porque si el control descansa sobre el mapa de los desplazamientos ordinarios, ¿cómo adivinar sus desvíos? En eso, el Estado Global Vigilante tiene razón cuando, en su rol de paranoico no curado, sospecha que en cada sujetito perdido en un paño de píxeles hay un terrorista al que sólo le falta actuar para obtener su título de grado.

Estoy opinando en base a impresiones románticas sobre la experiencia de ser vigilado y castigado con la mirada. La infraestructura colgante de un Argos tecnológico que se manifiesta en un millón de puntos podría reconstruir el mapa de movimientos del que intento hablar y que constituyen mi identidad civil, seguramente catalogada bajo el rótulo “no peligroso”.

Pero estoy bastante más preocupado por conseguir el pan dulce de nueces en la panadería X donde lo reservo cada año mientras me filman. He aquí un primer contacto entre el can Cerbero y sus presas: se solicita mirar al pajarito y dramatizar la felicidad del momento, aunque no la haya. “Sonría, lo estamos filmando”. Es la versión laica del “Sonríe, dios te ama” que suele verse como slogan en la luneta de algunos vehículos que militan en favor del Altísimo. ¿Es que él también nos está filmando? Por supuesto, él lo es todo: musa de la vigilancia, cámara, cable coaxil y switcher master .

La imagen que dejo en la panadería, combinada con las que se acopian sobre “mi caso” en el supermercado de barrio, darían algunas pistas sobre lo que compro, pero ninguna sobre lo que digo, ni sobre lo que hago, ni sobre lo que pienso.

Los datos duros del verdadero peligro que represento para el capitalismo los tiene Wal-Mart, donde no hay día en que lo visite y no abra alguna papita Lay’s, un maní salado o un biscotti de almendras y lo deguste con la boca abierta apuntando a una de sus cámaras.

En las estaciones de peaje también dejo mi huella para cuando alguien necesite incriminarme si en el camino mato a alguno de mis acompañantes. Bajo en las Galerías Pacífico para cambiar un regalo. En los pasillos percibo que ha colapsado el control de flujos humanos que pueblan la superficie y enrollan diversas madejas de una misma materia: la indecisión, el ¿qué compro? Los vigilados entran y salen de los locales, hablan por teléfono detrás de las columnas, combinan movimientos inesperados, se ocultan entre sí, se multiplican y, finalmente, ocurre lo peor que podía pasarle a la política de control de la galería: no ver. Mejor dicho: no distinguir. La gendarmería movilizada va a lo seguro: buscan negros. Es un ¿dónde está Wally? tenso que carga de angustia los parlantes de los handys, en los que escucho la siguiente descripción: “tiene un gorro dado vuelta, bermuda y zapatillas; y está yendo para la salida de Córdoba. Fijate qué lleva…”.

Podría estar hablando de Carlitos Tévez, pero lo que podría ser no es. Desde la planta más alta atestiguo la requisa, una verdadera escena de frontera en la que se chequean las pertenencias por portación de cara.

Hay una película de Chris Petit, llamada Unrequited love (2006), donde una pareja revela una verdad de la que muchos pueden dar fe: sólo se ama en la soledad de la separación. Ella lleva un diario de esa distancia; mientras tanto, su amado aparece sólo en imágenes tomadas por cámaras de seguridad. ¿Qué sabemos de él? Nada, excepto la lista de lugares a los que entra, las calles por las que camina, una serie de rutinas que no podemos llamar vida mientras estén excluidos de ella el doble interior del espacio privado y la experiencia sensible, incluyendo el pensamiento. Eso sí, como al Carlitos Tévez de las Galerías Pacífico, podríamos detenerlo por prevención si algo no nos gusta de él.

Mejor retirarse unos días. Es cuestión de entrar a Junín y percibir los cambios buenos que la paz de la pampa ha operado en la ciudad siestera, ex fortín de la Campaña al Desierto. Pero abro uno de los diarios locales y leo que han instalado cámaras de seguridad en algunas esquinas para prevenir el delito. Primero, lo primero: cumplir con el mandato anual de gula dos o tres días seguidos; y luego, sí, ir a ver la central de vigilancia electrónica que comienza a extenderse sobre la ciudad como años ha lo hizo desde la altura de un mangrullo la mirada del abuelito de Borges.

Domingo 26 de diciembre de 2010. Mediodía. En la calle, ni el loro. En el centro de vigilancia me recibe el director de seguridad, Víctor Knappe, ex jefe de las Unidades Penitenciarias 13 y 16, donde tomaron sombra el “Gordo” Valor y Carlos Monzón. Dos empleados jóvenes manipulan los joysticks que hacen girar 360º los domos que cuelgan de varias esquinas. No hay ninguna alusión a Bentham ni a Orwell ni a Gran Hermano.

Me hablan de una línea de cámaras-cerrojo que pronto van a rodear la ciudad, de modo que pregunto si se trata de una “muralla visual” que reemplazaría la muralla física de las ciudades antiguas. En efecto, se trata.

El control de cámaras es una especie de pesca de morochos con mosca, pero ¿para qué se instala una cámara sino para monitorear “socialmente” los movimientos urbanos? Me muestran dos incidentes. En uno, un chico hurta un objeto de una bicicleta de reparto estacionada en la Terminal de Omnibus. Al minuto llega la policía y lo detiene. En el otro, son las ocho de la mañana del día de Navidad y un grupo de jóvenes fuma un porro en una plaza antes de dormir la mona. Por suerte, Junín es una ciudad no problem y la policía nunca llega.

Luego, una de las imágenes más hermosas que vi en una pantalla, pero que para el lector no tendrá ningún sentido. Son las 24 horas del 25 de diciembre “descompuestas” en una versión comprimida del paso del tiempo. Al fondo el cielo, cambiando de colores sin una nube a la vista. En primer plano, ya no un hecho más del mundo sino su definición: gente que pasa.