sábado, 16 de octubre de 2010

Agua al cubo

Publicado en Susy Q 10 - Septiembre/Octubre 2007

Críticas


Tanztheater Wuppertal

Vollmond (Luna Llena)

Coreografía: Pina Baush

Teatro: Théâtre de la Ville (París)

Fecha: 24 de junio de 2007

¿Que formula mágica tiene Pina Baush para conseguir introducirse con tanto tino en los meandros del comportamiento humano? Sin duda la formula se llama trabajo, reflexión y una gran capacidad por avanzar en paralelo al tiempo en el que vive. La prueba de esto, su última creación, Vollmond, que pudo apreciarse en el Théâtre de la Ville de París, única ciudad fuera de Alemania que tiene el privilegio de ver año tras año todas sus obras. Mujer de fuertes convicciones que mueve y remueve la misma piedra hasta sacarle su parte más perfecta, se rodea ahora de agua para irrigar sus ideas. Piedras precisamente hay una, enorme, imponente y bellamente en equilibrio sobre un río que cruza el escenario y que metafóricamente separa al hombre de la mujer. El agua en Vollmond es un elemento omnipresente pero no principal, el agua aquí ni cuenta ni es trama, es elemento conductor, envoltorio y nexo de unión del real tema tan escudriñado por la dama de Wuppertal: las relaciones humanas. Dos horas de espectáculo y una lluvia incesante son atravesadas magistralmente por los 12 bailarines con joviales momentos como en el que armados de cubos se entregan a una despreocupada bacanal. Tal es el impacto de la obra que casi desapercibidos pasan sus conocidos slows en pareja o su excepcional trabajo de brazos... a fin de cuentas Vollmond nos lleva mas allá de la escena, todo son imágenes y contemplación. El niño chapoteando, el anciano perdido, los chavales saltando de cabeza en un río, incluso la humedad de tanta lluvia nos transporta al monzón del continente asiático. Esa es sin duda la formula mágica. Baush nos saca de las cuatro paredes del teatro para acercarnos poéticamente a la parte positiva de la existencia, esa que no hay que dejar pasar. El final extraordinariamente excesivo es como una obra dentro de la obra. En unos minutos la coreógrafa da un repaso a cámara rápida sobre todo lo acontecido en las dos horas pasadas, una manera de recordarnos que la vida corre frenéticamente y tenemos que vivirla ya sea en el escenario de Vollmond o en el teatro de nuestras vidas. Una obra que nos lleva por la paleta meteorológica de Baush, del apenas perceptible tintineo de unas gotas de agua al estruendoso diluvio. DAVID RODRIGO BALSALOBRE

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