jueves, 17 de junio de 2010

El tacto y el contacto conscientes


Escribe Jorge Angel Vila


El trabajo más elemental en eutonía es la estimulación de la piel, que da base a los otros trabajos posteriores. La eutonía se basa en fenómenos neurofisiológicos perceptivos y amplía así el espectro perceptivo y neurológico de quien la practica.
La capacidad neurofisiopsicológica de la piel y el desarrollo de la capacidad perceptiva se amplían mediante la técnica del Tacto Consciente. Así se van diferenciando a la piel como tejido y la conciencia de la piel.
La piel es el más antiguo y sensible de los órganos. Cumple funciones de protección, regula la temperatura del cuerpo, interviene en el metabolismo de las grasas, de las sales y del agua, es el órgano sensorial más grande del cuerpo, limita, envuelve, nos produce sensaciones eróticas, participa activamente en nuestras emociones, facilita la construcción de imágenes en el cerebro, nos permite evaluar el tiempo con la misma precisión que el oído y además valorar la distancia media entre dos puntos de su superficie gracias a su capacidad de combinar las dimensiones espacio-temporales de la visión y la audición.
La importancia de la piel no decrece con el transcurso de la vida.
La piel se desarrolla a partir del ectodermo, como lo hace también el sistema nervioso central. Está formada por tres capas: 1) Epidermis, compuesta de tejido epitelial, 2) Dermis, de tejido conectivo propiamente dicho, 3) Hipodermis, de tejido adiposo, que es una clase de tejido conectivo.
En la dermis se encuentran diversos receptores especializados que transmiten al cerebro las sensaciones de calor, frío, tacto y dolor. El tacto es una de las capacidades de la piel y es el sentido que aparece primero en el embrión humano.
Ashley Montagú, cuando se refiere a la sensibilidad de la piel, la califica de conductor eléctrico excepcional y dice que los cambios emocionales transmitidos por el Sistema Nervioso Autónomo suelen acarrear un aumento de la conductancia eléctrica de la piel en la palma de la mano y en la planta del pie, y considera verosímil que en la estimulación táctil los individuos se transmitan unos a otros ciertas alteraciones eléctricas.
Didier Anzieu dice que la piel es una metáfora muy buena del “yo”, y que éste con respecto al pensamiento, cumple las mismas funciones que la piel con respecto al cuerpo; y realizó una analogía de nueve funciones del “yo” con respecto a sendas funciones de la piel, aunque las funciones del “yo” aceptadas generalmente sean sólo dos: adaptación a la realidad y represión de las pulsiones. También menciona que la falla en algunas funciones del “yo” se ve acompañada por problemas en la piel.
El Tacto Consciente resulta de la estimulación voluntaria de la piel y se desarrolla a través de la experiencia de dirigir la atención en la parte de la piel del cuerpo que queremos trabajar. Es un trabajo de conciencia que requiere atención. Al estimular la piel hacemos funcionar el Sistema Nervioso Central y el Sistema Neurovegetativo que actúan sobre la regulación del tono muscular. Este proceso tiene gran importancia fisiológica y psicológica. Tener una imagen corporal ajustada a la realidad colabora en el mantenimiento de una buena salud física y psíquica, o en el restablecimiento de éstas en circunstancias adversas, además de facilitarnos la permanente adaptación a las situaciones relacionadas con el mundo externo, surgidas de la interacción con el medio ambiente y con los demás.
El Tacto Consciente ayuda a conocer partes del cuerpo que tal vez, antes de haberlas tocado de esta manera, no las habíamos sentido nunca.
Si bien el uso del sentido del tacto es el de mayor frecuencia en la práctica de la eutonía, también se hace uso y se estimula el desarrollo de los otros cuatro sentidos, para acrecentar la percepción del cuerpo en su totalidad. También se hace uso frecuente y consciente de la propiocepción, que Oliver Sacks denomina como el sexto sentido que posee el ser humano.

Contacto consciente
El ser humano tiene la posibilidad de comunicarse consigo mismo y con el mundo que lo rodea, a través del contacto. Salvo los casos patológicos, en la vida diaria todos hacemos contacto con personas, animales, vegetales, minerales u otros objetos; en mayor o menor grado, de una u otra manera, y en diferentes espacios.
Las personas hacemos también contacto con el tiempo, percibiendo los orígenes de la humanidad a través del uso de las herramientas, los instrumentos, la lectura, la música, y muchos otros hechos culturales. El ser humano también hace contacto con el mundo antes de nacer a través de su madre, y suele hacer contacto con su primera infancia a través de un objeto determinado, elegido por él, y que Winnicott descubrió y denominó “objeto transicional”; con el que el niño experimenta el límite adentro-afuera con algo que no forma parte real de su propio cuerpo pero que lo siente como tal, aunque sabe que no lo es.
Otra forma de contacto del bebé con su madre ocurre cuando le imita su tono muscular; Henri Wallon lo investigó, y observó que las manifestaciones emotivas tienen un poder esencial, cuyos efectos están entre los primeros signos de vida psíquica observables en el lactante, que sonríe ante la sonrisa de su madre.
Aunque Erasmo Darwin en 1794 decía que este hecho se trataba primero de la relajación del esfínter bucal del bebé al finalizar la prolongada succión del pecho materno y que los músculos antagonistas de la cara se contraían ligeramente produciendo la sonrisa de placer; y que entonces esta actitud en el bebé se reforzaba con la imitación de las personas que sonreían ampliamente respondiendo a ese primer gesto de placer.
De todas maneras, yo entiendo que el gesto motriz de la sonrisa, en este caso va acompañado de la emoción que le produce su estado de placer y satisfacción por haber sido alimentado y mimado. Wallon dice que la emoción de uno llega a ser la emoción del otro sin que haya necesidad de otro motivo más que estas mismas reacciones.
La emoción establece así un contacto inmediato de los individuos entre sí, fuera de toda relación intelectual. Es el único medio de expresión del lactante con el mundo que lo rodea y también es el lazo de acciones gregarias que da fuerza a las realizaciones colectivas.
El factor emotivo en las relaciones interindividuales presupone en cada individuo, la estrecha combinación del gesto expresivo y de la sensibilidad que le responde. Wallon dice también que gracias a esta acomodación simultánea motriz y mental pudo aparecer la conciencia junto a la emoción. Es el dominio de la sensibilidad y de las reacciones posturales, de las actitudes, o sea de una actividad muscular que está más en relación con el cuerpo mismo que con los objetos exteriores.
Wallon menciona que así como Sherrington dividió a la sensibilidad en propioceptiva y exteroceptiva, también Cannon dividió a la movilidad en propiofectiva y exterofectiva; la primera fundada en la contracción tónica de los músculos y la segunda como resultante de las contracciones fásicas. La función tónica es la que mantiene en todo momento la forma del músculo y que le da un grado variable de consistencia. Al ejercerse sobre todos los músculos del cuerpo regula constantemente sus diferentes actitudes. La variación de las emociones tiene estrecha relación con las variaciones de tono, de la sensibilidad física y de los movimientos.
Flora Davis, en su obra sobre comunicación no verbal presenta abundantes ejemplos de contacto observados por científicos en la vida diaria, en diferentes culturas y también en investigaciones experimentales.
Merleau-Ponty da otros ejemplos de contacto, como la dactilógrafa con su máquina; el ciego con su bastón, el músico con el órgano; la señora con su sombrero, o del hombre con su coche; y considera que éstos ocurren al hacer participar los objetos en la voluminosidad de sus propios cuerpos. Dice que es integrar el espacio del objeto al espacio corporal. También menciona que es el cuerpo el que comprende el movimiento, y que la adquisición de una habilidad es la captación motriz de una significación motriz.
Todos estos tipos de contacto que fueron descriptos hasta aquí, suelen realizarse inconscientemente y son habilidades adquiridas como resultado del desarrollo de la percepción del cuerpo en relación al objeto y al medio que lo rodea. Esta comunicación es mayor cuanto más desarrollada está la percepción como resultado de la experiencia.
En la práctica de la eutonía se emplea una técnica que es la base de la pedagogía y la terapia, que se denomina “contacto consciente”, y que es la consecuencia del “tacto consciente”.
Cuando uno usa el “tacto consciente”, se queda dentro de su periferia propia; y al usar el “contacto consciente” la energía sale del límite exterior del propio cuerpo para pasar a un objeto o a otro cuerpo, al espacio, o bien la dirigimos hacia otra parte de nuestro cuerpo. El “contacto consciente” es un acto voluntario que consiste en la posibilidad de venir desde el interior del propio cuerpo hacia la periferia. Con el “contacto consciente” uno siente lo que está tocando o radiando, no solamente lo sabe al verlo con los ojos o retenerlo en la memoria; y puede comunicarse a través de las sensaciones que transmite y recibe con su cuerpo. Entonces lo que se vive emocionalmente en ese momento sucede a través del cuerpo y no de la mente.
Se trata de dirigir nuestra atención y nuestra energía hacia donde queremos hacer contacto consciente, aunque previamente es muy conveniente tener trabajada la conciencia del volumen y el espacio interno del propio cuerpo; y si es el caso, también el de la persona con quien vamos a realizarlo, puesto que se preserva de esta manera la integridad psíquica al tener muy precisos los límites del cuerpo. El uso del contacto consciente en eutonía sirve para liberar fijaciones de tono en diferentes partes del propio cuerpo, o de la persona con quien uno está estableciendo el contacto, para lo cual es necesario realizar al mismo tiempo contacto consciente con el suelo en forma directa o a través de un objeto, y facilitar así la descarga de energía.
Las liberaciones de las fijaciones de tono se pueden manifestar eventualmente con cambios en la temperatura, la respiración, la circulación sanguínea, con la apertura de los espacios internos, o sentir algún fenómeno de tipo eléctrico.
Con respecto a las causas de la influencia que puede tener el contacto consciente sobre el tono muscular, entiendo que una de ellas es la estimulación de la sensibilidad exteroceptiva, por el toque o la radiación sobre la piel del propio cuerpo o el de otra persona, pero también por la emoción que se puede generar durante este proceso si conscientemente dirigimos la atención hacia lo que sentimos.
Se puede realizar mejor el contacto consciente y no perjudicar a los demás, cuando uno mismo se ha liberado de las tensiones y los bloqueos de su propio cuerpo, para lo cual tenemos siempre que sentir a nuestro propio cuerpo para poder mejorarlo, puesto que el hecho de entender y de saber lo que nos sucede no es suficiente.
Según se presente la situación, con esta técnica de contacto consciente también se puede pasar energía electromagnética a la persona con zonas débiles en su cuerpo, o bien conservar nuestra propia energía cerrando un circuito con las extremidades de nuestro cuerpo.
Al establecer contacto consciente con otra persona o eventualmente con cualquier otra cosa, debemos conservar el equilibrio personal saliendo al mundo externo sin perder la sensación propioceptiva, respetando así los límites de nuestro espacio y nuestra radiación y también respetando el espacio de los demás.
Si utilizamos el contacto consciente con el piso y con el espacio, nos facilita la realización de movimientos eficaces y económicos; se aumenta la fuerza y se mejora el equilibrio sin alterarse la respiración espontánea.
En la vida cotidiana, desarrollar una capacidad normal para realizar el contacto consciente, nos permite un más fluido intercambio de energía con las personas y los objetos que nos rodean, posibilitándonos la regulación de la propia tensión muscular y mejorando nuestra salud física.
Sentirnos parados sobre nuestros propios pies o sentados sobre nuestros propios isquiones, amplía nuestra percepción como una totalidad integrada, nos da seguridad, fortalece nuestro “yo” psíquico; y ese dominio en la comunicación y el espacio nos permite adaptarnos a las diferentes situaciones que nos presenta la vida real, o abrirnos usando todos los sentidos y participar activa y productivamente en la evolución de la humanidad.•


Jorge Angel Vila es eutonista diplomado en 1994 en la Primera Escuela de Eutonía en Latinoamérica, Fundada y dirigida por la Dra. Berta Vishnivertz. Profesor de Expresión Corporal Danza (Escuela Patricia Stokoe). Docente. Miembro de la AALE (Asociación Argentina de Eutonía).


Texto publicado en la edición Nº 19 de Kiné, la revista de lo corporal.



No hay comentarios:

Publicar un comentario