sábado, 5 de junio de 2010

El arte robado e imposible de vender rinde utilidades

Una teoría explica atracos cómo el de la semana pasada en París. Lo usarían para pedir rescate a víctimas y aseguradoras. Y como moneda de cambio entre mafias.

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La trama de la novela de Noah Charney, un experto en robo de arte de fama mundial y escritor, es así: de una pequeña iglesia barroca de Santa Giuliana, en Roma, desaparece un magnífico retablo de Caravaggio mientras otros dos robos alteran la noche en París y en Londres. Dos inspectores, uno británico y el otro francés, descubren que, lo que parecía una serie de robos sin conexión, es parte de un plan sorprendente. A medida que avanzan, encuentran manipulaciones, pistas falsas y acertijos que los llevan a una increíble conspiración.

Charney (Connecticut, EE. UU., 1979) sabía de qué hablaba en su novela, El ladrón de arte. Es el director y fundador de ARCA, una asociación sin fines de lucro y consultorí­a de prevención de delitos de arte y protección del arte. Tiene másters en Historia del Arte en el Courtauld Institute y la Cambridge University. Dicta conferencias en todo el mundo y está considerado el mayor experto en historia y prevención de delitos de arte mundial. Y el robo de telas de Picasso, Matisse, Modigliani, Braque y Léger del Museo de Arte Moderno de París del 20 de mayo -lo de telas es literal, los ladrones dejaron sólo los marcos- tiene, según Charney, "todas las marcas del crimen organizado, es obra de traficantes de armas y drogas". En diálogo con la agencia española EFE, opinó que la mayor parte del arte conocido se roba para chantajear a la víctima o a la compañía de seguros, o como moneda de cambio en negociaciones entre bandas delictivas". En esa negociación aparecen los términos "drogas, armas e incluso terrorismo", dice el experto.

En un golpe histórico, pero silencioso y discreto, el 20 de mayo un grupo de ladrones se llevó del Museo de Arte Moderno de París, a metros del Sena, cinco telas: "El pichón con arvejas", de Pablo Picasso, "La Pastoral", de Henri Matisse, "El olivo cerca de Estaque", de Georges Braque, "Mujer con abanico", de Amadeo Modigliani, y "Naturaleza muerta con candelabros", de Fernand Leger. En total, unos 100 millones de euros. Lejos del mayor robo de la arte de la historia, en el Museo de Isabella Stewart Gardner (Boston), en 1990, de unos 500 millones de dólares, aunque no tanto. "Las piezas robadas en París son del mismo tipo que las que eran sustraídas en la década del 60 en la Riviera Francesa por miembros de la mafia de Córcega, al sur de Francia", opinó Charney. Y agregó que esa devoción de la mafia corsa por la obra de Picasso y de Cézanne, que marcaban records de ventas en los remates, terminó con el robo de 118 cuadros de Picasso en una sola noche. Ocurrió en el Palacio Papal de Avignon, en octubre de 1976.

Sin embargo, y pese a su amplia experiencia, Charney dijo que estaba "sorprendido por el 'modus operandi': el robo fue limpio, sigiloso y, además, por la noche, algo que sugiere que estuvo bien organizado, con información desde dentro del museo. Los ladrones tienen un destinatario en mente para su botín". A casi diez días del robo, y ante la ausencia de noticias -las obras no sólo no fueron recuperadas sino que además no se detectó ningún chantaje- Charney cree que lo más probable es que se usen "para negociaciones entre grupos del crimen organizado".

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