miércoles, 7 de abril de 2010

Reguetón: Algo más que algunos movimientos faltos de decoro


Desde su nacimiento, a finales de los 90, el reguetón fue acusado de promover la obscenidad y la violencia. Algunos años después, sin embargo, algunos lo reivindican como una corriente central en la cultura urbana del nuevo siglo.

Por: María Paula Bandera

SI LA CUMBIA VILLERA puso en escena la vida de los pibes chorros, el reguetón se encargó de contar la realidad de los caseríos y barrios bajos centroamericanos, donde narcotráfico, la violencia, la corrupción y el sexo son moneda corriente.

Como toda música popular que adquiere difusión ma­siva, el reguetón no estuvo ajeno a las controversias. Que si habla sólo de sexo, que si toma a las mujeres como objetos sexua­les, que si la forma de bailar es demasiado escandalosa, son sólo algunos de los debates que circun­daron al género, pero el primero de todos se debió a su origen: ¿pa­nameño o puertorriqueño?

El reguetón nació mucho antes de que Daddy Yankee regara su "Gasolina" por todo el mundo, en 2005. El género surgió a fines de la década del 90, pero todavía se discute dónde. Algunos aseguran que su nacimiento tuvo lugar en Panamá, de la mano del reggae en español; mientras que otros afir­man que es en la música under­ground puertorriqueña donde hay que rastrear sus orígenes.
El reggae en español está más emparentado con las coreografías sexys que con la impronta musi­cal de Bob Marley. El ritmo esta­llaba en las pistas allá por 1990, hits como "Te ves buena", "Pu Tun Tun", de El General, o "Soy el más sensual", de Renato alcan­zaron el éxito mundial. Incluso los norteamericanos C&C Music Factory grabaron junto a El Gene­ral el tema "Borinquen Anthem (qué es lo que quiere esa nena)" que llegó al octavo puesto del ran­king dance de la revista Billboard. Teniendo en cuenta estos datos, puede decirse que el reguetón fue un éxito ya antes de su naci­miento. Sin embargo, fueron los puertorriqueños los que al ritmo bailable le añadieron un toque de hip hop y rap . En una entrevista publicada en el libro Reggae­ton (de Raquel Rivera, Wayne Marshall y Deborah Pacini Her­nandez), el cantante panameño Renato señala que el género "se creó en Panamá, después llegó a Puerto Rico y ellos se encargaron de comercializarlo. Nosotros lo inventamos, pero no nos promo­cionamos lo suficiente".


El arte de correr los límites

Pero el reguetón tuvo otros nom­bres. Al comienzo, cuando el gé­nero no estaba bien definido, se hablaba de música underground o dembow . No se sabe precisar cuán­do fue que adquirió el nombre con el que se haría mundialmen­te famoso. Lo que sí está claro es quiénes ayudaron a darle difusión: aquellos que pretendían extermi­narlo. Raquel Rivera, investigado­ra afiliada del Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter Colle­gey (Estados Unidos) y coeditora del libro Reggaeton , cuenta que "en 1995, la policía de Puerto Ri­co entró a varias tiendas de mú­sica y confiscó cientos de casetes y cd's de música underground . Luego los empleados y los due­ños de las tiendas fueron acusa­dos en la Corte de violar las leyes de obscenidad". Wayne Marshall, quien trabajó con Rivera en el li­bro, apunta que sin embargo, "el reguetón nunca fue más explicito que la televisión, que el hip hop o que la industria hollywoodense".

La senadora Velda González se hizo famosa en Puerto Rico por ser una enemiga acérrima del reguetón, al que criticaba por "ex­plotar sexualmente a la mujer a través de frases soeces y videos de movimientos eróticos en los que las chicas bailan casi desnudas" y por fomentar el perreo –un tipo de baile que imita el acto sexual– al que consideraba "un factor deto­nante de actos criminales". Un año después, en plena campaña electoral y víctima de un arrebato populista, González se subía a un escenario y sandungueaba sus ca­deras al ritmo del reguetón junto a los cantantes Héctor y Tito.

La persecución y el debate na­cional en torno del tema era tal, que los intérpretes del genero tras­ladaban la polémica a las letras, así fue como Ivy Queen compuso "Somos rapperos pero no delin­cuentes", la canción se convirtió en hit y fue el disparador de su ca­rrera. Pero Queen no fue la única beneficiada por la controversia, Ri­vera explica que "el género era un fenómeno de los sectores popula­res. Los esfuerzos por censurarlo, sin embargo, lo transformaron de marginal en celebre".

Es sencillo determinar por qué González y sus amigos termina­ron bailando reguetón al igual que los puertorriqueños de los barrios más pobres. Por un lado, la reali­dad se imponía y la única solución posible era la convivencia y, por otro, la reputación global del gene­ro lo transformó "en un producto cultural de exportación generador de atención y prestigio para la is­la", como señala Rivera.

Una vez que el reguetón ven­ció a sus detractores, la guerra se dio entre los grupos. El enemigo pasó a ser del mismo bando y la batalla se jugó en las letras de las canciones. La inspiración vino del hip hop donde el uso de tiare­ras –así es como se conoce a las letras cuya intención es burlarse de la competencia– es algo muy común. La canción del grupo Calle 13, "Que llore", es un buen ejemplo de esta guerra lírica: "Hoy mi cerebro desayunó esteroides y tu rimando eres la mitad de un esper­matozoide/tu eres un producto en­latado/encima de un anaquel antes cantabas rap y ahora eres pop como Luis Miguel/gracias a que eres un bruto colgado con un tercer grado de estudio las rimas no te dan ni para un interludio" .

Marshall, señala que "hubo una época en la que estas bata­llas verbales derivaban en reales episodios de violencia, pero ac­tualmente las tiareras no ocupan un lugar tan importante como an­tes". Es que con el paso del tiem­po, los ánimos se apaciguaron y hoy en día los cantantes se limi­tan a alabarse a sí mismos en sus canciones. "Somos los genios", dice Don Omar, o "Seguiremos demostrando que musicalmente estamos por encima de todos us­tedes", le cantan Wisin y Yandel a unos destinatarios de los que no dan el nombre.

Así como la cumbia villera pu­so en escena la vida de los pibes chorros, el reguetón se encargó de contar la realidad de los caseríos y barrios bajos. Con una tasa de desempleo del 19,2 % y episodios violentos relacionados al narcotrá­fico, era de esperar que sus letras se nutrieran de violencia, corrup­ción y sexo.

En una entrevista para la agen­cia Télam, Daddy Yankee explicó de qué hablaban sus canciones: "tengo que cantar del pobre, de cuando veo un asesinato, de cuan­do estoy en la discoteca y alguien se embriaga y se van dos personas. Esto es real, no cantamos hechos basados en la mentira, sino que son cosas que vemos a diario".

Las canciones de Calle 13, el grupo liderado por René Pérez Joglar, más conocido como Re­sidente, trascienden la proble­mática barrial para hablar de los problemas que aquejan a su país y a la región. "Pal Norte", por ejemplo, trata de la inmigra­ción latina en Estados Unidos, y "Querido FBI" es un alegato a favor de la independencia de Puerto Rico que el grupo com­puso con motivo del asesinato del líder del Ejercito Popular Boricua, Filiberto Ojeda Ríos, a manos del FBI.

Si para bailar salsa era nece­sario acercarse a una discoteca de nombre caribeño o tener raí­ces latinas, el reguetón corrió los límites. Mayna Nevarez es la pre­sidenta de Nevarez Communica­tions, una agencia de publicidad y relaciones públicas situada en Miami. Entre sus clientes figu­ran Daddy Yankee, Alexis & Fi­do y Angel & Khriz, entre otros. Nevarez cuenta que "en Estados Unidos el reguetón suena muy fuerte de costa a costa, ya es un género establecido, predomina en todas las discotecas, hasta se lo escucha en los cruceros".

Juan Flores, docente del de­partamento de Análisis cultu­ral y Social de la Universidad de Nueva York, sostiene que el reguetón "tiene un público nor­teamericano muy grande y es considerado como parte del re­pertorio musical de este país, lo cual deriva y es una expresión de las relaciones transnacionales de la cultura contemporánea".

Prueba de que el reguetón conquistó el gran país del Norte es la cantidad de colaboraciones musicales con artistas anglosajo­nes. Tego Calderón, uno de los precursores del genero, tocó con 50 cent, Usher y Snoop dog –pa­labras mayores del hip hop yan­qui–, mientras que Don Omar cantó junto a Jennifer Lopez, y Daddy Yankee hizo lo propio con Fergie, la voz femenina de los Black Eyed Peas. Nevarez afirma que "son estos los intér­pretes anglosajones quienes bus­can a los cantantes de reguetón, pues los artistas de este género son los que más están tocando tanto en Estados Unidos como en Europa".

Basta analizar unos pocos videos de reguetón para darse cuenta de que la idiosincrasia latina en el género es, al menos, difusa. Resulta difícil conciliar los paseos en Ferrari, las cam­peras de cuero y los collares al mejor estilo Mario Baracus con la realidad latinoamericana. Los escenarios que más se repiten en la videografía del género son el Puente de Brooklyn (Nueva York) y la Avenida Collins (Mia­mi). Nevarez tiene una explica­ción práctica al respecto: "Por una cuestión de costos, los artis­tas aprovechan grabar en Miami o Nueva York para luego hacer promociones en programas na­cionales. También sucede que muchas veces, los artistas quie­ren filmar con directores popu­lares, como es el caso de Carlos Pérez (Elastic people) o Marlon de (Marlon films), y su equipo de producción está mayormente en Miami".


Crónica de una muerte anunciada

La popularidad del reguetón es directamente proporcional a su cantidad de detractores, aque­llos que vienen anunciando su muerte desde los primeros hits . Sin embargo, los hechos demuestran todo lo contrario. Nevarez señala que "el género se ha reinventado y para prueba basta ver que los artistas más nominados al premio Billboard (determinado por airplay y venta de cd's) son los que hacen regue­tón. O también hay casos como el de Daddy Yankee, quien sacó el disco latino más vendido de la década".

Incluso algunos grupos y cantantes cuya música suena como reguetón ante el oído no adiestrado, prefieren mostrarse alejados del género, quizás por no sentirse a gusto con lo que promueve o bien por no querer quedar pegados a lo que algunos clasifican como una moda. Ni­gga, intérprete del hit "Te quie­ro", señaló en una entrevista "no soy cantante de reguetón: hago reggae en español, que es muy diferente. Mi reggae fue fusiona­do con la balada y se convirtió en romantic style".

Calle 13 afirma que su estilo de música es "urbano" e incluso confesaron haber usado al re­guetón con la única finalidad de conquistar a la audiencia. "Nos metimos a full en el reguetón porque es un medio excelente para llegar a la gente" señaló Vi­sitante a la agencia Télam y defi­nió a Calle 13 como "un híbrido, porque no somos reguetón clási­co ni nos interesa serlo".

Rivera reconoce que el género atravesó por cambios musicales producto de una evolución pero que esto no implica su muerte, "el reguetón se rehúsa a morir, aunque muchos afirman que ahora, efectivamente, ha muerto ya que algunas de las canciones más populares no están utilizan­do el patrón rítmico del Dem­bow que caracterizó al reguetón anteriormente. Pero muchos artistas y mucho público insiste que lo que se está haciendo hoy en día bajo el nombre de regue­tón (aunque tiene más de dance music , hip hop , R&B y merengue que de dembow ) sigue siendo reguetón. ¿Y quién soy yo para discutir eso?".

Más allá de las críticas que pueda recibir, lo cierto es que, gracias al reguetón, la música la­tina ocupa actualmente un lugar privilegiado en la escena musi­cal mundial. Sólo es cuestión de atreverse, como dice Calle 13.

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