domingo, 22 de agosto de 2010

"Un arte que pretende hacer visible lo invisible"


En la década de los sesenta Edgar Morín comenzó una serie de investigaciones experimentales en el campo de lo social bajo las cuales vislumbró la incipiente idea de la necesidad de un nuevo paradigma transversal que involucrara los más diversos campos del conocimiento para lograr un abordaje multidisciplinar que diera cuenta de la complejidad de la realidad en sus múltiples dimensiones. En la sociedad actual globalizada, la vertiginosa transformación tecno científica, cultural, social y política, ha configurado una nueva cartografía, precisamente perfilada por Manuel Castells, tanto en la complejidad de las múltiples realidades en las que operamos simultáneamente, como en la interconexión entre procesos y acontecimientos considerados inconexos o marginales.
Si a finales del siglo XIX el propio cerebro fue capaz de observarse a sí mismo contemplando, por primera vez, sus neuronas y sus redes nerviosas en un ejercicio de reflexividad sin precedentes, es ahora cuando la sociedad global afronta la necesidad de pensarse y de construirse a sí misma desde este nuevo paradigma, explica Karin Ohlenschläger, comisaria de la exposición, “la pregunta que plantea Banquete _nodos y redes, es cuáles son los patrones y cuáles son las estructuras que se están estableciendo sobre esta nueva condición, la de una sociedad cada vez más definida y organizada en torno a las redes tecnológicas”. Artistas que tratan de explorar, investigar y de desarrollar, nuevos mundos, nuevas herramientas y nuevas formas y dinámicas de comunicación “porque hoy en día la creación es más que nada una forma de comunicación, y por lo tanto, el tipo de obras que se establecen en esta exposición están articulando estos nuevos espacios de comunicación con nuestro entorno urbano, con las redes sociales, tanto en internet como en el espacio físico”.
Banquete_nodos y redes se encuentra estructurada en cuatro ejes o áreas interconectadas: las conexiones emergentes entre los espacios físicos y digitales, las relaciones entre las dinámicas urbanas y sociales, las redes informacionales y las conexiones entre biosfera e infosfera, y propone una cartografía en torno a grupos de artistas que están trabajando con expertos desde los más diversos campos del conocimiento -como la arquitectura, la antropología, sociología, pedagogía, biología, genética, ingeniería, informática y biopolítica- para plantear las relaciones del espacio vital en la era de la información y de la comunicación global.
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A través de los 34 proyectos de arte digital e interactivo presentados en Banquete_nodos y redes, se investiga cómo se da la conexión, como se produce la relación, la creación de lazos y la auto organización (BCC; Platoniq) o como se subvierte la exclusión mediante la producción de nuevas prácticas que reducen el impacto de la brecha digital desde las propias redes informacionales (NeokinokTV); propuestas concretas en relación a la cultura del software libre, artistas que trabajan con Flicker y con Skype (Social Synthesizer_Prototype; Aetherbits), o con Google (Googlegramas Ozono y Prestige; Joan Fontcuberta), en tanto archivos colectivos de información global a partir de los cuales desarrollan sus obras, y artistas que comparten su creación (Todas las historias; Dora García), su código (Blanca sobre negra; Pedro Ortuño), su planteamiento estético y formal, para que otros lo usen y lo desarrollen (Tecura 4.0; Evru). Estamos hablando de artistas que ya no sólo (o no más) generan sus propios recursos sino que trabajan con imágenes y sonidos provenientes de estos bancos de datos libres, abiertos y colectivos, conscientes de las implicaciones políticas, sociales, económicas y culturales que entraña este modo de creación basado en la sinergia colectiva y la cooperación social en el contexto material e inmaterial de producción, como es el caso de X-devian. Technologies To The People, de Daniel Andújar.
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Artistas que están explorando nuevos usos sobre internet y la telefonía móvil (zexe.net, Antoni Abad) y en general, que están experimentando nuevos usos sobre los dispositivos tecnológicos más allá de su función establecida por el mercado (Evolutional Machines; Ricardo Iglesias), “en concordancia con la tesis de Manuel Castells en la que afirma que no es la tecnología la que hace al hombre sino a la inversa, que el hombre es quien da un uso y un sentido a las tecnologías, y esta controversia de quién influye o marca a quién, es uno de los temas de esta exposición. Lo que plantean los artistas que trabajan en el campo del arte digital se encuentra en la dirección de la interacción, la obra se toca, se experimenta, se requiere de la relación participativa de los visitantes en obras que no consisten en ser objetos sino procesos” (Mur.muros/distopía; Kònic Thtr). Procesos dinámicos que invitan a participar de determinadas experiencias en el espacio público (Wikiplaza; Hackitectura), que instauran un lugar desde la las prácticas colectivas de construcción significante en la apropiación simbólica de determinados espacios de la ciudad (Aire, Sonido y Poder; Escoitar), proponiendo una reflexión sobre las relaciones que existen entre nuestro entorno físico y real (Luci. Sin nombre y sin memoria. José Manuel Berenger) y nuestros mundos efímeros, virtuales, pero por ello no menos reales (Observatorio; Clara Boj y Diego Díaz). “Nuestro entorno hoy en día son las pantallas y esto cambia de manera considerable nuestra relación con el medio, con los otros, nuestra relación con el espacio y con nuestras vidas, es decir, con nosotros mismos” (La intención; Marta de Gonzalo y Publio Pérez Prieto).
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El emplazamiento expositivo se ha organizado conceptualmente por áreas en relación a los diversos órdenes de redes que articulan lo social, biológico, lo público y lo virtual. En la Sala 1 se agrupan un conjunto de proyectos que exploran las relaciones urbanas, las redes sociales, las redes informaciones y las redes de software libre (Joan Leandre; Alfredo Colunga; Influenza; Concha Jerez y José Iges), mientras que en la Sala 2 se desciende hacia el espacio interior de los nanos mundos, en el campo de lo biológico y en límite de la organización de la vida misma. “En primer lugar, nuestra biosfera es también una infosfera: la vida se construye a través de la información genética, celular, en un constante proceso de retroalimentación de códigos y lenguajes que se desarrollan a muy distintos niveles” Desde el código de software libre hasta el código genético (Secuencias 24; Pablo Armesto), los trabajos están relacionados con redes neuronales (Refecting JCC Brain Research II; Águeda Simó), complejos celulares (POEtic Cubres; Raquel Paricio y J. Manuel Moreno), con una arquitectura informacional que ha desarrollado el artista para, por ejemplo, poder visualizar redes neuronales que se autoconstruyen y evolucionan a partir de un programa de software de vida artificial (Vacuum Virtual Machine; Álvaro Castro).
Estamos viviendo en una sociedad con una movilidad y una capacidad de conexión que nos permite estar presentes aquí y, virtualmente, a miles de kilómetros de distancia simultáneamente en tiempo real, y por otra parte estamos físicamente cada vez más inmóviles. En ese sentido Tangle, de Daniel Canogar, continua en la línea conceptual de una crítica en relación al sujeto tecnológico, continuando la reflexión sobre cómo las tecnologías establecen complejas conexiones emocionales capaces de estrangular al ser contemporáneo, al tiempo que plantea el problema de la imposible sostenibilidad de los desechos tecnológicos, cables, ordenadores y demás chatarra electrónica (Nuevas Geologías).
“Hoy en día conocemos, sabemos, que nuestra naturaleza y nuestro entorno físico es información. Estamos viviendo, dinamizando y catalizando constantemente en un sistema metabólico global, la transformación de materia, energía e información. Partiendo de esta idea de que nuestra biosfera es una infosfera y viceversa, en la planta inferior de Banquete_nodos y redes, encontramos proyectos donde los artistas están trabajando con ADN, con redes neuronales y están planteando la relación hombre-máquina (Protomembrana; Marcel.lí Antúnez), la prolongación de la condición humana a través de los dispositivos tecnológicos (Marina Núñez), con las respectivas implicancias en cuanto a la experiencia, en cuanto a la percepción y que estamos constantemente viviendo a diferentes escalas en la vida humana. Estamos conectados y conviviendo con lo lejano y lo cercano, viviendo dentro de nuestro entorno con los micromundos bacterianos tanto como las macroestructuras económico globales que nos incluyen” (Crédulos; Eugenio Ampurdia).
La vigente complejidad de lo social modulada por los procesos de desterritorialización y descentralización, simultaneidad y ubicuidad, hiperconectividad y fluidez, reconfiguran el mapa de lo social, tanto en lo público como en lo privado, desde una perspectiva global. La progresiva sustitución del unidireccional modelo brodcasting por el horizontal peer to peer, da cuenta de la actual dinámica en la producción, circulación y distribución del conocimiento, de la información y de un conjunto de saberes que emergen en tanto nuevas prácticas y nuevos modos de auto organización colectiva dando paso a la actual estructura de múltiples nodos y redes.
Los proyectos que conforman la tercera edición de Banquete, exploran, visualizan o generan estos nodos y redes de relaciones en las zonas fronterizas entre arte, ciencia, tecnología y sociedad, no ya como una apuesta en el sentido de la novedad sino en tanto plataforma que pretende dar visibilidadad al emergente sistema de creación y difusión cultural del siglo XXI. Un sistema móvil y mutable, multicéntrico, dinámico y horizontal, que funciona de modo interdependiente, generando redes autónomas, produciendo territorios existenciales alternativos, inaugurando nuevas modalidades de valorización y nuevos agenciamientos colectivos de subjetividad, porque “todos somos nodos de esta red de relaciones, en la que nuestros conocimientos y nuestros dispositivos tecnológicos pueden hacernos visibles y debemos ser conscientes de ello”, explica Karin Ohlenschläger, "un arte que, como en todos los tiempos, quiere hacer visible lo invisible". Estos nuevos modos de significar los procesos de creación eclosionan el propio espacio expositivo produciendo nuevos símbolos que reconfiguran su propia historia institucional, al tiempo que encuentran legitimidad en su estructura. Dar visibilidad en este contexto, hacer visible la actual fuerza de invención para producir lo nuevo diseminada globalmente , significa entonces asumir la nueva lógica social de producción promoviendo su integración con los espacios tradicionales y generando nuevos territorios para el desarrollo de la ingente fuerza física y política del trabajo en Red.

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